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Funcinema

El laberinto (virtual) de las tontas

CONTEXTO Y RESIGNIFICACIÓN

Por Virginia Ceratto

(Especial para @funcinemamdq)

Seguramente cuando fue estrenada, esta fue otra obra. Y ya no será aquella, no será lo mismo ni la misma.

Sencillamente porque la pandemia y el aislamiento que vivimos en el mundo la resignificó definitivamente; sí, en todo el mundo. Se vuelva a dar en vivo en nuestro país, o en el extranjero.

Sorteando ese detalle, y sabemos que el diablo está en lo detalles… hay otros obstáculos que saltar o esquivar.

El primero, el teatro es representación en vivo. Ni los mejores envíos de la BBC logran superar la experiencia actor-espectador compartiendo un mismo espacio.

El segundo: la ubicación en ese espacio, convencional o no… Aquí no se elige primera fila ni gallinero. El punto de vista es el de la cámara y hay algo de frialdad imposible de evitar, sobre todo cuando no hay múltiples tomas y un trabajo de edición que elija, como lo hace el ojo del público, que casi siempre sigue la pulsión de lo parcial y escoge fragmentos a modo de sinécdoque significativa.

Pero se entiende que se recurrió a un registro previo, no a una grabación concebida como soporte visual del espectáculo y volvemos al detalle del comienzo, se recurrió a algo previo por la medida del aislamiento, probablemente sumada a la necesidad de un colectivo, el actoral, que muchas veces no tiene más recursos que sus presentaciones, y entonces la modalidad del pago fácil o similares para ver la obra, puede ayudar. Lo dudo. Pero esa duda es mía y obedece a lo que pienso que son los modos de entretenimiento frecuentes, y pasan por plataformas de series y films.

Y también porque creo que es obvio que estamos acostumbrados a ver tras la pantalla ballet, ópera, conciertos y shows, y a veces teatro, pero siempre filmados con ese fin, el de ser vistos a distancia, de tiempo y espacio, por espectadores que no pueden asistir a un vivo. Y hay un modo de registro y representación al que también estamos acostumbrados, y no es el de una cámara fija. Salvo los jurados para pre seleccionar en festivales y siempre con un plano muy abierto y no en picado.

La puesta

Asumo que originalmente fue escrita por Strifezza, con la guía de Guillermo Yanícola, algo así como un padrino de dramaturgia, como denuncia de los desafíos a los que se somete a ciertos géneros, en este caso al femenino, y me refiero a la violencia en todas sus formas, y a su máxima expresión, el femicidio. Violencia operada por un patriarcado que se padece en lo cotidiano personal y a través de los medios.

Y en esta distopía que propone Strifezza es evidente a lo que se podría llegar, incluso, al panorama que elegirían ciertos primates que siguen ostentando el poder. Y en este punto puedo asegurar que la autora se luce en esta ópera prima, como dramaturga y como actriz, pero no es (la conozco) vidente. No hace horóscopos, no lee el tarot. No sabía que este covid iba a cambiar el paradigma social. Y lo digo porque frases como “me quedo en casa” o cifras de contagios y de muertes o palabras como “virulento” suenan a premonición.

O peor: cualquiera que vea esta obra en un futuro podría pensar que fue inspirada en el bicho coronado. No. Que la circunstancia terrible no nos deje en Nébula. El laberinto… fue concebido como manifiesto, tal vez como catarsis ante una realidad abominable que sigue ocurriendo. Si mucho de esta escena se toca con esta pandemia es sencillamente porque la humanidad está sobrevalorada, como decía el personaje de House, y siempre puede empeorar, y las formas de lo malo, lo ominoso, se parecen, se repiten y los femicidios han sido y son una peste, subsumida ahora en otra que la empeora con el encierro forzado. Como en el mundo de esas tontas.

No describiré actuaciones, escenografía, iluminación, porque la distancia de la filmación haría injusta, seguramente, la apreciación.

Sí espero que, por el bien de todos, más pronto que tarde los teatros puedan abrir sus puertas sin que nadie enferme y entonces sí, los espectadores podamos aplaudir a quienes tendrán un rol fundamental para sanar/nos en el futuro: los artistas.

Para ver la obra online, ingresar acá.


Dramaturgia: Cristina Strifezza, con la tutoría de Guillermo Yanícola . Dirección: Viviana Ruiz . Intérpretes: Cristina Strifezza, Alejandra Grollino, Marce Lupini. Diseño y realización escenográfica: Rafael Vasser . Edición y ejecución de voz en off: Negro Martiarena . Iluminación: Gustavo Martincic .

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