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Como si pasara un tren


Muy buena


EL MIEDO A PERDER Y EL DESEO DE ARRIESGAR

Por Juan Cruz Bergondi

(@funcinemamdq)

Es común que al que esté por tener hijos le recomienden, en tono de broma, que aproveche el tiempo antes de que nazca el bebé para dormir. Muchos comparten la misma concepción sobre los recién nacidos: más allá del llanto y la teta, está el sueño frágil, corto y a cualquier hora. Después, según el saber popular hace constar, una vez que se abandonan los pañales, la preocupación de los padres por los hijos persiste y a lo largo del tiempo se traduce, entre otras cosas, en el colegio y los amigos cuando viven la infancia, y las salidas nocturnas durante la adolescencia. Cambian los motivos, pero no la enfermedad: el insomnio es incurable. Puede que una gran dosis de amor venga acompañada de una gran dosis de miedo.

Los personajes de Como si pasara un tren son una madre, un hijo y una prima, pero también el dolor que provoca querer tanto, y la posibilidad de que al arriesgarse uno pierda todo. Susana y su hijo, Juan Ignacio, viven en un pueblo en el que, como sucede en todos los pueblos, se llega a pie adonde se necesita ir y las noticias viajan más rápido que el polvo. Tras recibir el llamado de su hermana, Susana se dispone a recibir a Valeria, su sobrina, que viaja desde Capital, como un castigo impuesto por su mala conducta. Si hasta el momento, a través del autoritarismo y la sobreprotección, a Susana le había sido fácil sostenerle las riendas a Juan Ignacio, quien tiene un retraso madurativo, con la llegada de la prima porteña el castillo de cristal empieza a tambalearse.

Lorena Romanin toma como disparador un hecho de su propia vida para escribir la pieza. Su puesta en escena, sencilla, tiende un cable con el público por donde se conducen de manera inmejorable las emociones. Por momentos pareciera una de aquellas obras de Tennessee Williams donde la humanidad inunda la sala, como en el caso de Un zoo de cristal. Sin duda la dirección tiene el mérito de pulir el drama, afilar la comedia y limpiar las distracciones que puedan surgir. Pero es necesario destacar a los actores, quienes encarnan en el escenario la fragilidad, el deseo, el miedo y el amor. No resulta ilógico que la obra vaya por su quinta temporada y todavía coseche funciones a sala llena: cuando uno asiste a ver Como si pasara un tren advierte la comunicación fluida que se da entre la escena y el espectador. Aquel quien no la haya visto todavía será mejor que no pierda tiempo.


Dramaturgia: Lorena Romanín . Dirección: Lorena Romanín . Intérpretes: Guido Botto Fiora, Luciana Grasso, Silvia Villazur . Vestuario: Isabel Gual . Diseño de luces: Damian Monzon . Escenografía: Isabel Gual . Sala: El camarín de las musas (Mario Bravo 960; CABA), los jueves a las 21:00 hasta el 24 de febrero .

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