Por Rosana López
Pareciera que la cadena estadounidense AMC busca reinvidicarse luego de los bajos ratings y la pobre narrativa que viene atravesando en el horror del mundo apocalíptico zombie con la popular The walking dead y su pobre spinoff Fear the walking dead. Esta vez llega en formato de miniserie la adaptación del bestseller The Terror, de Dan Simmons, basado en hechos reales pero con una pizca necesaria de ficción.
La historia, situada en 1845, cuenta cómo dos navíos de la Corona británica –The Terror y The Erebus- quedan encallados al buscar cruzar lo que ellos consideraban como el Paso del Ártico o del Noroeste. En consecuencia, una tripulación de más de un centenar de hombres que tuvieron que padecer todo tipo de inhospitalidades climáticas, envenenamiento por comida mal envasada, delirios, canibalismo extremo y hasta una bestia polar que no se las hace nada fácil.
Con esta propuesta de relato pausado -no apto para ansiosos- pero firme, con un creciente clima de terror psicológico bajo la supervisión del productor Ridley Scott, la crítica quedó rendida a sus pies. Desde su estreno en la sección series de la Berlinale del presente año, The Terror viene cosechando elogios no solo por su lograda ambientación, sino por un reparto destacadísimo que incluye los protagónicos de Ciarán Hinds, Jared Harris (The Crown) como el segundo al mando/Capitán Crozier, Tobias Menzies (Game of Thrones) como Fitzjames el responsable máximo del Erebus, y la revelación de Adam Nagaitis como Mr. Hickey, el confabulador paranoico de turno.
The Terror es una historia básicamente de hombres aunque el choque con la cultura esquimal de la zona presenta una figura femenina como la nativa Lady Silenciosa. Pero aquí lo que importa es el cuidado que se le da a la fotografía y la escenografía como actores principales. Y es que la sensación de claustrofobia que se acrecienta capítulo a capítulo fue lograda por tres directores especializados en imágenes, cuya cabeza principal, Florian Hoffmeister, capta amplios planos aéreos que figuran a los buques como juguetitos impotentes y perdidos en las plataformas de hielo y nieve. Esta atmósfera exterior lograda, oscura y poco limpia sugiere desconcierto en el espectador ante las amenazas latentes. En cambio, las primeras entregas apuntan a los interiores del buque -finamente detallados con las luces de las farolas de la época-, cuyas luces de a poco se van apagando para jugar con lo siniestro de lo sobrenatural y lo más espeluznante de la locura humana.
La serie juega con cierta inclusión de flashbacks antes de la travesía en cuanto a las relaciones truncas de Crozier con la hija de su superior Franklin -primera máxima autoridad dentro de The Terror– quien no aprueba en ningún momento la relación. También observamos la relación pacata y acomodada de Franklin y su esposa, esta última con una participación un tanto más destacada en capítulos posteriores cuando se pone al frente para financiar -y también pedir ayuda económica- equipos de rescate para su marido y los tripulantes -, en un pasaje tomado claramente de la realidad aunque traído a la ficción de una manera muy efímera sin la debida profundización que se merecía.
Y es por eso que, el único de los problemas de esta serie sea que evita ahondar en ciertos puntos ricos de la historia que en consecuencia son rápidamente naturalizados. Quizás pueda tratarse de la eterna lucha de adaptación de formatos, en este caso de novela gráfica a pantalla chica. Esto es un detalle menor -pero con cierto valor-, que sin embargo no afecta del todo al gran producto final y al buen sabor que va tomando The Terror es sus acotados pero atrapantes 10 capítulos.
Si bien esta propuesta puede pecar de cierto ritmo narrativo lento en sus primeras entregas -lo que deja a algunos sin apreciar esta interesante historia de horror hasta su conclusión- parece afianzarse luego para ofrecerlo con grandes creces y efectos especiales de primer nivel. Pero es cierto que no existe un debido detenimiento en cuestiones como el pasaje de “depuración” con el alcohol y otras enfermedades que recluyen al Capitán Crozier a encerrarse sin saber más de su padecimiento hasta que fuerzas extremas lo obliguen a tomar el mando nuevamente. Por otro lado, observamos un grupo de diez personajes destacados al que le podemos seguir la pista y sus perfiles, aunque parece que a razón de finalizar los últimos capítulos aparecen nuevos integrantes que no gozan de esa profundización de figura como es el caso puntual de uno de los enfermeros que toma prestigio en los últimos episodios.
The Terror, que recuerda de alguna forma a La cosa, de John Carpenter, por el tipo de locaciones elegidas evita temas como el amor, centrándose solo en el drama puro. Los flashback de amores truncos en el pasado; historias fuera de campo de algunos marineros que mantienen un affaire homosexual a escondidas; o la cálida amistad interracial del principal doctor de la nave con la nativa Lady Silenciosa, hacen del tema romántico algo imposible de sostener, imposible de que pueda sobrevivir. Estos hombres lejos están de la capacidad amorosa, solo están destinados a padecer por tentar a las fuerzas de la Naturaleza. Están destinados dentro de su camaradería a convertirse en sus propios demonios cuyo salvajismo se pone a prueba en situaciones límites. De allí que se pondrán en juego temas como el honor, la rebeldía y el mismísimo concepto de “civilización” para esa época y adaptado en esa expedición.
Por eso, afirmamos que The Terror es un drama histórico y una excelente propuesta de terror clásico que nos somete a convivir con estos hombres desesperados por sobrevivir y emprender el regreso a sus hogares. Una serie más que recomendable.