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Funcinema

Joe

Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: David Gordon Green
Guión: Gary Hawkins, basado en la novela de Larry Brown
Intérpretes: Nicolas Cage, Tye Sheridan, Gary Poulter, Ronnie Gene Blevins, Adriene Mishler, Brian Mays, Aj Wilson McPhaul, Sue Rock, Heather Kafka, Brenda Isaacs Booth, Anna Niemtschk, Elbert Hill III
Fotografía: Tim Orr
Montaje: Colin Patton
Música: Jeff McIlwain, David Wingo
Duración: 117 minutos
Año: 2013


7 puntos


CICATRICES DEL BOSQUE

Por Cristian Ariel Mangini

(@cristian_mangi)

Uno puede advertir en David Gordon Green una trayectoria pendular, como lo señalábamos con la crítica de Prince Avalanche. Si aquella era el híbrido, una transición entre su etapa de comedia y el drama que lo hizo bien conocido por George Washington o Legado de violencia, aquí lo tenemos retornando a sus raíces con otras herramientas que le dan una frescura que la solemnidad de films como, por ejemplo, la mencionada George Washington no tenía. Joe tiene sus irregularidades, no todas sus subtramas y personajes parecen terminar de conjugarse en el mapa del guión, pero a pesar de ello es la dinámica de su universo eminentemente masculino lo que logra entregar un film intenso y sólido de la mano de Nicholas Cage, Tye Sheridan y el desconocido Gary Poulter (un no actor que falleció sin ver finalizado este film, todo un elemento curioso para googlear en la web).

El preámbulo es una escena cruda que define el tono sombrío del film: el diálogo entre un niño y su padre alcohólico que es directo, filoso y se interrumpe con un golpe para que luego quien propinó ese golpe reciba una golpiza aún más violenta. Aún no sabemos sus nombres, pero es esta dinámica la que sostiene el film, su espíritu reside allí y el duelo entre Sheridan y Poulter da el puntapié inicial para reflexionar sobre la violencia, la vida en los márgenes y los vínculos familiares, elementos que no resultan extraños al director de Legado de violencia -aunque sin la carga de simbolismos religiosos que aquella tenía- que pone su cámara nuevamente en el sur estadounidense. Y esto sin hablar aún del tercer personaje que sostiene el film: el Joe de Nicholas Cage, un ex convicto autodestructivo que sin embargo sobrelleva la tarea de ser un modelo para el joven Gary de Sheridan, que ve cómo su familia se desmorona. Es este choque de dos mundos lo que lleva al personaje a una búsqueda de redención que está lejos de una carga moral y allí reside la fortaleza del guión.

Visualmente el director retoma elementos de Prince Avalanche (un detalle no menor es que ambas fueron estrenadas el mismo año) pero, donde la inmensidad de los bosques -y una tragedia que apenas resulta un marco informativo- era en aquel film un espacio desolador para el encuentro y fricciones de dos personajes, prácticamente una buddy movie, en Joe el bosque es un espacio amenazante y sombrío sobre el cual los protagonistas actúan en su proceso tanto de destrucción como de creación, tomando un rol activo en el marco de lo que ocurre y no apenas un telón de fondo como en aquella comedia. La hostilidad del entorno se asimila con la historia en la violencia que rebalsa y se contiene, no sólo a través del personaje de Joe, sino también en la dinámica entre Gary y su padre Wade. Todo parece hostil y a punto de explotar, como también se sugiere desde la banda sonora con el muro de sonido que atraviesa buena parte de la película. Donde termina resultando más irregular el film es en secuencias que parecen aisladas y no terminan de congeniar con el resto.

Violento y sombrío, pero con sus momentos cálidos y genuinos, Joe resulta un film sólido que a partir de sus personajes permite generar una nota esperanzada sin alardear de metáforas complejas o conceptos inalcanzables.

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