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Sólo llamé para decirte que te amo

Muy Buena


SOBREVIVIR AL HOGAR

Por Melina Martire

(@funcinemamdq)

Sólo llamé para decirte que te amo, escrita y dirigida por Nelson Valente, surgió de la primera edición del ciclo “El 25 va a tu casa”, producido en el 2016 por el Centro Cultural 25 de Mayo. A través de una convocatoria abierta, se seleccionaron ocho casas de vecinos de Villa Urquiza, quienes abrieron las puertas de su hogar para dar sala a las funciones de una obra original, especialmente diseñada para adaptarse a domicilios particulares. Estos vecinos fueron anfitriones por un día de una experiencia teatral que transformó la percepción de su propio hogar. Invitaron a familiares, amigos y vecinos a ser espectadores y huéspedes. Debido al éxito que tuvo, ahora se presenta todos los domingos en el teatro Timbre 4.

La obra aborda la difícil convivencia de una familia de clase media en decadencia. Patricia es una mujer de cuarenta y pico, docente, que vive con sus dos hijos mellizos de más de veinte años, su hermana, su mamá y la novia de uno de los hijos. Ella es el único sostén del hogar, el resto vive de sus aportes y la explotan económica y sentimentalmente. Un domingo como cualquier otro, recibe una llamada que cambiará su vida. Quico, su amor de la niñez, que se había ido a vivir a México, está de paso en Argentina y quiere visitarla. Su universo de prioridades se trastoca y hace lo imposible para recibirlo, tratando de dejar de lado las constantes demandas familiares.

Maricel es la hermana juzgadora. Esa que señala todo lo que está mal, cómo ella lo haría mejor, sin embargo jamás se hace cargo de las tareas del hogar. Ocupa su tiempo vendiendo únicamente productos cosméticos por catálogo y criticando abiertamente a todos los miembros de la familia. La madre  es lo opuesto a la abuela convencional. Sale a bailar, tomo varios tragos de más, y vuelve a casa con hombre distinto cada noche. Hernán, uno de los mellizos, gastó el dinero que le dio su madre para el dentista, en un proyecto de inversión de dudosa procedencia. Mientras que Juan Cruz, el otro hijo, se desentiende no sólo de las tareas hogareñas sino también de su rol de novio, y maltrata a su pareja. Las miserias y egoísmos de cada uno se depositan en la base de la estructura familiar, haciendo imposible la convivencia.

La opresión, aburrimiento y pesadez que siente cada uno de los personajes respectivamente, se transmite en las actitudes corporales y gestuales. Arrastran los pies, se tiran en la silla en lugar de sentarse, deambulan como perdidos por la casa, toman largas siestas, se hablan a los gritos, no respetan los espacios y tiempos de los otros, se entrometen en conversaciones ajenas y opinan sobre todo y todos. Patricia, mientras tanto, permanece inmóvil. Sufre en silencio, piensa, evalúa, sueña.

Es una mujer que se siente presa de una familia que la oprime, la explota y la desvaloriza. Se encuentra en un lugar de no retorno, en parte por su responsabilidad. Trata a sus hijos como si fueran dos bebés — los consciente hasta comprándoles lo que les gusta comer, aun cuando la heladera está llena —. Su gran conflicto interior es no poder decir que no, su familia lo sabe y saca provecho de eso, e incluso van un poco más allá y le señalan constantemente sus debilidades. Mayra Homar se luce con este personaje, mostrándonos todos los sentimientos contradictorios que atraviesa una madre jefa de hogar, que también quiere sentirse mujer independiente pero sin descuidar a su familia, que depende de ella para subsistir y mantenerse unida.

Por eso la aparición de Quico rompe el esquema y abre nuevas posibilidades. Frente a esta realidad opresiva, el hombre representa la fantasía y lo irreal. Vuelve, luego de veinte años, a declararle su amor y a invitarla a vivir en el exterior. Procedimiento propio de una novela televisiva, el príncipe azul que viene a buscar a su amada. Ese contrapunto ficcional se apoya también en su caracterización: un hombre esbelto, prolijamente vestido, con un hablar pausado y seductor, que usa la misma campera que le regaló Patricia cuando eran niños, y que lleva por apodo el nombre de un personaje de la serie El Chavo del 8, de origen mexicano, mismo lugar desde el cual viene. Incluso el nombre de la obra remite al universo del melodrama y el romanticismo.

Sólo llamé para decirte que te amo es una imperdible comedia dramática que indaga en la carga que representa convivir con otros, dar para no recibir, postergar deseos, negociar, callar, omitir y seguir adelante. Con un final conmovedor pero nada tranquilizador, porque la enfermiza dinámica familiar se repetirá por generaciones.


Dramaturgia: Nelson Valente Actúan: Ramiro Delgado, Mayra Homar, Puchi Labaronnie, Fernando Rodríguez Dabove, Gonzalo Saenz, Julia Eva Saggini, Agustina Sanguinetti Vestuario: Inés Saavedra Música: Silvina Aspiazu, Ignacio Gómez Bustamante Fotografía: Laura Castro, Mariana Fossati Diseño gráfico: Gabriel Beck, Sebastián Carzino Diseño de imagen: Inés Saavedra Asistencia de dirección: Germán Lozano Dirección: Nelson Valente Sala: Timbre 4 (México 3554, CABA) – Domingos a las 15:00. Hasta el 29 de octubre.

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