
Título original: Idem
Origen: EE.UU.
Dirección: Brian Fee
Guión: Kiel Murray, Bob Peterson, Mike Rich
Voces originales: Owen Wilson, Cristela Alonzo, Armie Hammer, Larry the Cable Guy, Bonnie Hunt, Cheech Marin, Michael Wallis, Tony Shalhoub
Fotografía: Jeremy Lasky, Michael Sparber, Kim White
Montaje: Jason Hudak
Música: Randy Newman
Duración: 102 minutos
Año: 2017
7 puntos
EL CAMINO DEL HÉROE
María Putrueli
Es posible que Cars (ahora ya una trilogía) sea la que cuenta con menos fanáticos, infantiles y adultos, dentro de todo el abanico de maravillosas historias que Pixar ha desarrollado en estos últimos años. Su primera entrega, si bien proponía un personaje egocéntrico, como el rayo McQueen, cuyo principal y casi único objetivo era convertirse en campeón de carreras, tuvo buena recepción entre el público, pero no alcanzó para destacarse como una de las propuestas más recordadas de la productora de animación por excelencia.
En Cars 2, olvidable e innecesaria secuela, el foco se corría del personaje principal y apuntaba su atención en el personaje de Mate, fiel amigo del protagonista y muy falto de luces (no precisamente las que refieren a su condición técnica), quien se adentraba en una aventura europea de espías que nada tenía que ver con la línea argumental planteada en la primera, la cual se retoma y mejora en esta tercera, y quizás, última parte.
Retomando con el hilo conector entre Cars y Cars 3 es válido pensar en el camino del héroe: aquel joven y soberbio Rayo McQueen recorre el trayecto (coucheado por el personaje de Doc Hudson, en la voz del mítico Paul Newman) para dejar de lado egoísmos y ambiciones iniciales, y convertirse en un campeón dentro y fuera de las pistas. Ahora en Cars 3, la propuesta tiene que ver con algo más profundo y emotivo, y allí es donde quizás esta sea de las tres historias, la que se eleva por sobre sus predecesoras y entrega un producto completo y eficaz, quizás con un poco más de disfrute hacia el público adulto. Este camino del que hablamos tiene que ver con un Rayo McQueen (nuevamente con la voz de Owen Wilson) que debe enfrentar a un competidor mucho más cruel y peligroso (si no se sabe cómo enfrentarlo) como es el paso del tiempo y la pérdida de las condiciones necesarias para estar a la altura de la competencia.
Puede pensarse en el personaje de Jackson Storm (Armie Hammer), un auto último modelo con la mejor tecnología, joven, intrépido, algo arrogante también, como el antagónico del protagonista, pero la verdadera historia tiene que ver con la aceptación de una época de gloria que ya no es. Aquel auto rojo número 95, tantas veces en el primer lugar del podio, ahora está viejo -no de edad claro-, viejo para poder competir con autos jóvenes, mejor preparados, y es en esta analogía con la vida misma, con el tener que saber cuándo es el momento de abandonar algunos sueños, o mejor dicho rencausarlos, donde la saga encuentra su punto más interesante.
Desde ya, como todo camino del héroe, lo primero será una negación ante una realidad que se impone: Rayo intentará entrenarse de todas las maneras posibles, en un centro de alto rendimiento donde conocerá a quizás el mejor personaje de esta saga, Cruz, una motivadora aspiracional quien lleva dentro su sueño propio de convertirse en corredora.
Lo intentará también a la vieja usanza, volverá al pueblo de su maestro Hudson (para las apariciones del fallecido Newman se usaron grabaciones que se habían descartado en la primera película), escuchará las voces de la experiencia, atravesará situaciones límites en competencias fuera del circuito legal, y aprenderá en este viaje a encontrar nuevamente su lugar, al cual llegará sin duda alguna, renovado y transformado.
Aunque parezca que los más chicos puedan aburrirse con una película que apunta claramente a premisas y reflexiones más adultas, lo cierto es que la conjugación de la excelente animación, las escenas de carreras, la gama de colores y el dinamismo en la narrativa hacen de Cars 3 la mejor de su saga, disfrutable y entretenida para todas las edades.