Muy Buena
THIS IS THE END (O ESTE ES EL FIN, PERO EN GRINGO)
Por Rodrigo Seijas
Si hay algo que distingue a Rainbow, las últimas horas, es su imprevisibilidad, su carácter casi errático y hasta anárquico en el plano narrativo. Es una pieza que da permanentes volantazos, con un relato donde es difícil distinguir por momentos un eje unificador y en el que cada personaje parece tener su propia motivación, su propio objetivo, su propio conflicto que lo hace avanzar. Y sin embargo, ese foco terminará por aparecer, aunque de forma inesperada, de ardua clasificación, aunque definitivamente estimulante.
El relato está situado en las vísperas del 21 de diciembre del 2012, cerca de unas ruinas mayas al sur de México. Ahí han llegado un grupo de viajeros con ganas de conectarse con todo un ambiente místico vinculado a lo que podría ser el fin del mundo. A ellos los acompaña un guía que vive del turismo pero cuya verdadera motivación pasa por el sueño revolucionario, que va de la mano de un programa de radio para comunicar su ideología y contactarse con los compañeros de lucha. Cerca, aunque permanezcan en un fuera de campo, llegan noticias de la represión a los campesinos por parte del ejército, con la sombra del Imperio (o sea, los gringos) acechando. Luego llegará la madre del guía y el orden instaurado, frágil y agrietado como estaba, terminará por estallar.
La habilidad distintiva del texto de Horacio Nin Uría (quien también dirige junto a Juan Ruy Cosin) es ir desarrollando una narración compuesta por altibajos progresivos, en el sentido de que intercala fluidamente instancias donde no pareciera estar pasando nada, con otras donde sucede de todo. La historia pareciera estar a cada momento quemando sus estructuras previas, para construir otras, con lo que es difícil predecir hacia dónde van a ir los acontecimientos, cómo se resolverán los conflictos y en qué lugar quedarán posicionados los personajes. Lo que reina y marca las reglas es la incertidumbre, lo que fomenta la atención y tensión en el espectador.
Sin embargo, Rainbow no es una obra de suspenso, aunque utilice elementos propios del thriller. Tampoco es un drama, a pesar de instaurar situaciones de dramatismo para los protagonistas. Es una comedia –el género revulsivo por excelencia-, que crece a partir de la intertextualidad con otros lenguajes: hay una creación de humor permanente no sólo a través de lo idiomático –los modismos mexicanos son prácticamente un personaje aparte-, sino también de instituciones, esquemas, tipos y estereotipos, encarnados en los seres que habitan el relato y las relaciones que los construyen. Los vínculos de pareja, lo materno-filial, lo místico, el hipismo y unos cuantos discursos más caen en la volteada, parodiados y deconstruidos con una vocación digna de ser imitada.
Lo llamativo también de Rainbow es cómo se hace cargo de su propia naturaleza, a la que sostiene con convicción en función de lo que está narrando. No habrá restauración: cada personaje, a su modo, terminará en un lugar diferente al que empezó y aunque no necesariamente eso implique un cambio absoluto en su vida, ya el tener que hacerse cargo de determinadas posiciones que ocupaban implicará una ruptura con su realidad previa. Aunque no lo parezca –porque no hay un traslado de un lugar a otro-, estamos ante una obra de viaje espiritual, pero también intelectual, sensible y hasta político. Por eso el cierre, si se lo piensa un poco, es toda una declaración de principios: los finales son a la vez el comienzo de algo nuevo, y hay que hacerse cargo de ello, hasta la victoria, siempre.
Dramaturgia: Horacio Nin Uría Actúan: Guillermo Berthold, Julia Funari, Ximena Seijas, Román Tanoni, Sol Tester, Gonzalo Ariel Villanueva Diseño de vestuario: Mercedes Uria Diseño de escenografía: Esteban Siderakis Diseño de luces: Facundo David Diseño sonoro: Mariano Katz Fotografía: Pía Leavy Diseño gráfico: Jonatan Kluk Producción: Silvina Bernabé, Fabio Petrucci Supervisión coreográfica: Jimena García Blaya Dirección: Juan Ruy Cosin, Horacio Nin Uría Duración: 70 minutos Sala: La Vieja Guardia (Guardia Vieja 3777, CABA) – Viernes a las 20:00. Hasta el 29 de septiembre.
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