Muy Buena
UN ROMPECABEZAS EN CONSTRUCCIÓN
Por Mariana Jaqueline Ramirez
Desde sus inicios el teatro como práctica de la representación, siempre ha estado abierta a los adelantos, lo cual le permitió ampliar sus posibilidades de expresión. He aquí un ejemplo de lo que en sus inicios, y hoy más que nunca, ha logrado el arte escénico.
La obra a la que hacemos referencia es Cactus Orquídea escrita y dirigida por Cecilia Meijide, que en su tercer temporada se está presentando en el Teatro Anfitrión (Venezuela 3340 C.A.B.A) los sábados a las 21 hs. La pieza es una producción de la compañía Ensamble orgánico, grupo de investigación y creación escénica conformado casi en su totalidad por este elenco. A los proyectos anteriores los titularon: Los ciegos y Asilo, para que vuelvas.
El tema principal del texto se desarrolla a través de la soledad de un sujeto (hombre-mujer), pero esta es apenas una de las tantas historias. La principal sería una suerte de macro historia, y que va a ser compuesta por un par de micro historias que se replican en la singularidad armada sobre la planta. El cactus orquídea es una planta de aspecto exótico que denominaremos mestiza por su amplia procedencia.
Cada historia nos lleva a un espacio histórico, artístico y cultural diferente, esto no solo va hacer bien hilvanado por el cactus orquídea sino por los actores. Cada intérprete se hace cargo en escena de un personaje que se destaca y otros de carácter breve, dejando al descubierto el afianzamiento que tienen en el escenario y el grado de complejidad atrapante del texto dramático. Esto seguramente tiene su eco en los años que llevan trabajando en conjunto, en esta pieza y en las anteriormente mencionadas.
La construcción del espacio a simple vista pareciera algo sencillo, sin ninguna originalidad, hasta que transcurren los primeros minutos. Pero en Cactus Orquídea sucede todo lo contrario, pues la escenografía que se despliega en el espacio dramático merece una mención especial, es aquí donde se palpitan los adelantos que comentamos al comienzo.
De esta manera, a modo de rectángulo utilizado en principio para marcar el espacio de la acción hay una madera lisa que se transforma en diferentes espacios según sea el relato del momento, e incluso hay un bastidor que tendrá varias funciones. El trabajo de cada actor será fundamental en estos cambios, ya que requiere rapidez y precisión entre el desarmar una cosa y armar otra. A eso debemos sumarle los objetos que manipulan, y algunos deslices sobre la dirección de las escenas y de sus propias actuaciones, que sirven como guía a sus compañeros.
En definitiva, hay que ver esta pieza que guarda un misterio casi oculto ocasionado por una planta y su origen, que justamente le da el nombre a la obra, que permanecerá por un par de meses más en cartelera.
Autoría: Cecilia Meijide Actúan: Lucas Avigliano, Nacho Bozzolo, Nacho Ciatti, Laila Duschatzky, Maria Estanciero, Gastón Filgueira Oria Vestuario: Gustavo Alderete Escenografía: Javier Drolas, Soledad Ruiz Calderón Iluminación: Santiago Badillo Objetos: Mariana Meijide Música original: Guillermina Etkin Operación de luces: Francisco Varela Fotografía: Soledad Hernández, Francisco Iurcovich Entrenamiento corporal: Damiana Poggi Asistencia de dirección: Jimena Ducci Coreografía: Diego Rosental Dirección: Cecilia Meijide Sala: Teatro Anfitrión (Venezuela 3340, CABA) – Sábados a las 21:00.
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