LA PIEL DEL HORROR
Por Delfina Moreno Della Cecca
La piel que habito es quizás una de las películas más raras de Pedro Almodóvar, y probablemente sea por eso que la incluimos en primer lugar en este Top 5. La rareza viene determinada porque es la película que menos podemos identificar -al menos desde lo visual- con un estilo “almodovariano”. Los colores son fríos y tajantes, como también lo es el bisturí del doctor Ledgard. La historia no es cómica ni melodramática, sino que más bien gira en torno a un terror enmascarado -redundantemente– por la piel que usa Vicente/Vera.
Es harta conocida la relación actual entre los cuerpos y la medicina, aunque quizás es una relación que se ha establecido de una forma no del todo consciente. En este sentido, el desarrollo científico de la biogenética y de la biotecnología es uno de los temas principales que trata La piel que habito. Mientras los cuerpos -o en este caso, el cuerpo de Vicente/Vera- se explotan, manipulan, mercantilizan y comercializan por la biotecnología, mayor es la herida científica y política que se inflige en el cuerpo humano, obligándonos por un segundo a pensar y reconsiderar nuestra existencia como seres corporales.
El doctor Ledgard (interpretado por un gélido Antonio Banderas) castiga a Vicente a la pena de vivir como Vera, una mujer. Castiga a un hombre heterosexual, heteronormativo, a vivir bajo el constante acecho de otros como él, porque si bien tiene el cuerpo de una mujer, en su interior sigue siendo Vicente. En este sentido, es muy paradigmático ver los dibujos de una mujer que tiene la cabeza metida dentro de una casa, y es en este aspecto que podemos encontrar una explicación para el título del film. Vicente habita una piel que le han asignado pero que no es la suya -como en un proceso inverso al de una persona transexual-, y de la cual tampoco puede salir, porque es una piel sintética e indestructible.
La constitución de la subjetividad corpórea se ancla en nuestra vulnerabilidad común en relación con otro, y la adquisición y el devenir del género se cimientan en un proceso de deshacer al sujeto. El encarcelamiento, la mutilación y la manipulación científica de ese cuerpo pueden vincularse de forma alegórica con acontecimientos históricos y experiencias traumáticas del pasado español. Es a partir de la condición desechable de los cuerpos y del intento de erradicar a la persona humana, a partir de la violencia atroz donde La piel que habito se vuelve una lucha sobre el compromiso de Vicente con su propia identidad.
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