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El hilo rojo

el_hilo_rojo_unoTítulo original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Daniela Goggi
Guión: Alejandro Montiel, Daniela Goggi, Milagros Roque Pitt
Intérpretes: Eugenia Suárez, Benjamín Vicuña, Hugo Silva, Guillermina Valdés, Leticia Siciliani
Fotografía: Sol Lopatin
Montaje: Alberto Ponce
Duración: 100 minutos
Año: 2016


3 puntos


LOS CALIENTES

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

el_hilo_rojo_tresAtención: se cuenta el final.

Voy a hacer una comparación exagerada -y por eso mismo injusta- pero que sirve para ejemplificar. El final de El hilo rojo tiene puntos de comparación con el de Los puentes de Madison, empezando porque ambos incluyen un vehículo y la lluvia, y además una toma de decisiones que no se da (o que sí, pero en el sentido contrario del deseo). En el film de Clint Eastwood, es Meryl Streep quien decide no bajarse de una camioneta, permanecer con su marido y ver alejarse al amor de su vida. En El hilo rojo, es Eugenia Suárez la que se acerca en un remise para encontrarse con su amante, pero decide no bajar, mentir por medio de un mensaje de texto y abandonar esa historia prohibida. Si con Streep sufrimos, es porque Eastwood construye unos personajes exquisitos y porque en esa escena se desarma un mundo, el de los protagonistas: es un momento realmente angustiante, calibrado magistralmente por el montaje y en el que el peso de lo que los personajes pierden es tangible. En cambio, lo de Suárez nos resulta hasta inverosímil, porque los personajes no son más que conceptos apenas esbozados y ni siquiera entendemos qué pueden llegar a ganar o perder, más que su vida cómoda de clase media alta. Que en todo caso sería reemplazada por otra vida cómoda de clase media alta, como se está usando cada vez más en el cine mainstream argentino: los protagonistas de la mayoría de las películas son gente que vive bien.

Lo acepto, comparar Los puentes de Madison con El hilo rojo es de mala persona: una es una obra maestra, uno de los mejores films románticos de las últimas décadas y encima dirigido por un genio absoluto, y este es apenas un dramita de diseño con algo de erotismo ligero, y sostenido en base a escándalos mediáticos que poco tienen que ver con el cine. Sin embargo, ambos cuentan más o menos lo mismo.

Ojo que El hilo rojo no debe ser descartada de antemano y por sus antecedentes escandalosos, ya que sobre la base de un libro poco interesante como Abzurdah, la misma directora Daniela Goggi y Eugenia Suárez habían logrado un producto mucho más digno, que incluso sorprendía por la manera en que capturaba lo más interesante del material de base. Si en aquella el shock y el impacto morboso del libro autoconfesional quedaba relegado a un segundo plano, la directora no puede hacer nunca aquí que la película se justifique más allá de darle material a un público que irá al cine influenciado por la mala televisión. El hilo rojo es casi el registro de una calentura, y dos o tres escenas de cama filmadas más o menos a reglamento para que nadie se incomode y la taquilla sea buena. Se parece de alguna forma a todos esos malos imitadores de Bajos instintos que surgieron en los 90’s.

El problema del peso del morbo en la película tiene que ver con cómo la directora desatiende algunas resoluciones, para hacer avanzar el relato en dirección a la historia de los dos amantes. Si hasta las escenas en que ambos comparten con sus respectivas parejas parecen hechas a las apuradas porque la película lo que necesita en pantalla es a Suárez y Benjamín Vicuña. Y a Suárez y Vicuña empelotados en la cama. Esta necesidad de avanzar está tan torpemente expresada en la película, que incluso una situación como la del desenmascaramiento de los amantes se resuelve de una forma tan abrupta, que uno duda de las capacidades de estos dos para sostener una doble vida: lo de Vicuña reconociendo velozmente su amorío por una foto que en realidad no dice nada, es de una tontería inusitada.

Algunas cosas están bien, como cierto diálogo en que una compañera y amiga de Suárez le cuenta que su novio la dejó por whatsapp. Ahí aparece, tenue y apenas insinuada, una reflexión sobre los sentimientos en los tiempos de redes sociales, que incluso se reflejaría en el espectador tipo que es el que concurre a ver este tipo de “acontecimientos” cinematográficos: “¿fuiste a ver la de la China Suárez en pelotas?”, seguro que preguntan algunos esta semana. Y ese hubiera sido un camino interesante, una dosis de autoconsciencia que le hubiera sumado algo de sustancia al relato. Por el contrario, tenemos una comedia romántica primero -ni tan graciosa, ni tan romántica- y un drama romántico luego -también, ni tan dramático ni tan romántico-, pero todo demasiado lavado, desapasionado, ni siquiera erotizante.

Y no lo es porque los personajes no tienen mundo, a pesar de pasársela volando. No nos importan, nunca dejan de ser Vicuña y Suárez, los que salen en los noticieros. El hilo rojo son 100 minutos de nada, de reflexiones sobre el amor cercanas al aforismo y frivolidad disfrazada de osadía.

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