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MAR DEL PLATA 2015: resumen de la Competencia Argentina de Cortos (2ª parte)

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

quiero saberContinuando con el desglose de los cortos presentados en la Competencia Argentina de Cortometrajes iniciado por Gabriel Piquet aquí, seguimos con los cortos restantes, donde la comedia es la que vuelve a quedar mejor parada, aunque haya exponentes dramáticos dignos de mención.

Quiero saber por qué me dejaste, de Iván Stoessel y Fede Pozzi, muestra a dos realizadores que todavía deben ajustar sus conocimientos narrativos dentro de la comedia, pero que igual tienen futuro. La historia de un tipo al cual la novia lo deja inesperadamente, con lo que debe replantearse todo lo que creía saber sobre las relaciones, posee unos cuantos diálogos muy bien llevados y un buen análisis de la mentalidad masculina, pero principalmente un cariño por lo que se cuenta que compensa instancias donde redunda en lo discursivo.

Relatos de fútbol, de Tadeo Suárez, es casi un documental institucional sobre la práctica del deporte en Cuba, que no termina de adquirir profundidad y no llega a hacer las preguntas potencialmente más interesantes y potentes.

Rosa representa un cambio de género para su director, Sebastián De Caro, quien venía de dirigir el largo 20.000 besos, pero aún así se perciben conexiones con su obra previa. Lo que tenemos es un film de observación de una anciana que todos los días abre su típico negocio de barrio, donde también interviene lo ficcional como ruptura. El director explicó en la charla previa a la proyección que había tomado como referencia la secuencia inicial de Petróleo sangriento, y eso se nota…demasiado. Es decir, están los encuadres trabajados al detalle, la banda sonora convertida en un personaje más, la luz de carácter compositivo, los tiempos extendidos, pero es como una copia en carbón. De Caro sigue demostrando que mira mucho cine y que conoce las herramientas cinematográficas. Ahora le toca lo más difícil: consolidar una mirada propia, que vaya más allá de la cita a sus cineastas favoritos.

El tesoro de Aurora, de Gonzalo Acosta, trabaja con lo fragmentario, los planos detalle, incluso el recorte de los cuerpos al encuadrarlos, para ir construyendo una memoria determinada, que acosa a su protagonista -una mujer que cuando era niña sufrió el abuso infantil, lo cual la hizo caer en el alcoholismo, destruyendo sus vínculos más cercanos- pero que finalmente la terminará redimiendo cuando decida hacerse cargo de su pasado. Es un corto que toma muchos riesgos y que cae en algunos excesos (especialmente hacia el final), pero que no deja de ser sumamente atendible.

La animada Salir, de Javier Pera, arranca en la Australia de 1915, centrándose en un joven que decide cambiar de rumbo e ingresa al ejército con la esperanza de regresar como un héroe, aunque el campo de batalla le demostrará que todo es más duro de lo que parece. Es un corto que se extiende demasiado, pero que trabaja con moderación conceptos como la opresión o el amor como escape.

Finalmente, El silencio de Antonella, de Ruth Natalia Gómez y Horacio Florentín, es otro corto que aborda el tema del abuso infantil, pero que falla en variables clave referidas a la puesta en escena y las actuaciones, con lo que pierde potencia e impacto.

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