Por Rodrigo Seijas
Hace algunos días, más precisamente el viernes 19 de diciembre, fui a ver la función despedida de Amante Pueblo, monólogo escrito y protagonizado por Carolina Iannuzzi, en el que interpreta a la supuesta amante de un importante funcionario del Gobierno Nacional –acá no vamos a revelar quién es, pero para dar una pequeña pista, ella lo llama “Muy Querido Magia Negra”-. Sin entrar en demasiados detalles sobre los múltiples terrenos que va transitando el texto, me permito enumerar algunas reflexiones que me motivó la obra.
1) Después de casi doce años, ya tenía la certeza –o el prejuicio- de que el kirchnerismo era incapaz de construir humor, o por lo menos un humor decente. En una época donde todo es tomadodemasiado en serio, el humor opositor, aunque suele pecar de resentido y hasta violento, ha sabido ser más avispado, astuto e incisivo, beneficiado en buena medida por estar un poquito más lejos del poder. El humor kirchnerista, por más que pregona un discurso anti corporativo y combativo de las instituciones hegemónicas, en realidad se ha ido cimentando mayormente desde las esferas dominantes de la política, lo cual es contraproducente, porque la buena comedia suele burlarse del poder. De ahí que no sea extraño que el humor oficialista sea prepotente, pedante, sesgado, incapaz de hablar de sí mismo y creído de que es mejor que los demás simplemente por su pertenencia o identidad.
Pero claro, siempre aparece una excepción que pone en crisis esa cómoda visión, y ahí tenemos Amante Pueblo, que es una obra divertida, ágil en su desarrollo, que sostiene su ritmo desde una única enunciación que porta varias lecturas, capaz de interpelar a un público amplio –no sólo kirchnerista-, que mira hacia adentro del movimiento político del cual nace y que por eso adquiere propiedad para plantarse frente a otras miradas ideológicas. Lo que hace Iannuzzi con su personaje no es menor: obliga a los extraños a repensar lo que daban por sentado respecto al humor kirchnerista y a los propios a ser más creativos, porque es indudable que se puede hacer algo más por el humor oficialista que ser más papista que el Papa.
2) Un gesto de gran inteligencia por parte de Iannuzzi es construir a su personaje y al discurso que porta desde una mirada que piensa al kirchnerismo como una expresión más –la más distintiva y poderosa de estos tiempos, pero una más al fin- del peronismo. En realidad, Amante Pueblo es más que nada una obra sobre y desde el peronismo, que hasta sabe hacerse cargo de que hay muchos peronismos. Incluso la protagonista se permite decir que en realidad es duartista, porque decir peronista la pone al lado también de gente como López Rega. Como pocas expresiones artísticas, Amante Pueblo retoma y pone en evidencia una serie de preguntas que en el fondo son una sola: cuando hablamos del peronismo, ¿hablamos del peronismo que llega al poder en el 45? ¿O del que va desde la muerte de Eva hasta el golpe del 55? ¿O del tercer mandato de Perón (con López Rega tras las sombras? ¿O del período menemista? ¿O del duhaldismo? ¿O del kirchnerismo? Eso: ¿qué es el peronismo? ¿Cómo pensarlo o abarcarlo? ¿Es realmente tan complejo o esa complejidad está inflada por la sucesión de mitos? Hay en este texto una posible respuesta, que pasa por el cuerpo femenino peronista y que se va construyendo a partir de un gran conocimiento de todo el andamiaje lingüístico de ese movimiento, permitiendo apreciar una de sus virtudes –convertida a veces en defecto-, que es su capacidad para interpelar a las clases populares, habitualmente ignoradas por otras fuerzas políticas. Y si muchos intelectuales se sienten atraídos por el imaginario peronista pero a la hora de pensarlo y reproducirlo se siguen mostrando elitistas, Iannuzzi consigue producir y reproducir algo nuevo, que se sirve de elementos previos, porque no habla sólo para ella o algún círculo intelectual limitado, sino para un horizonte de espectador mucho más amplio. Amante Pueblo es una obra que la puede ver cualquiera y a la vez es sumamente compleja e inteligente. ¿De cuántas creaciones se puede decir lo mismo?
3) Había mencionado la cuestión del cuerpo femenino peronista, lo que me lleva al último punto, el más importante quizás: hay ciertas cosas que Iannuzzi puede decir porque es mujer, por razones positivas y negativas. Prefiero empezar por las últimas, ya que exceden por completo a la obra: a los hombres en nuestro país les cuesta mucho referirse a las diferentes figuras políticas femeninas sin caer en el machismo, la misoginia, el sexismo o la objetualización. Hasta cuando queremos elogiar a una mujer en la política terminamos incurriendo en un paternalismo vacuo. Además, se suele caer en la confusión de concebir al feminismo como una especie de contraposición muy simple al machismo, cuando en realidad el concepto promueve la igualdad entre géneros, a diferencia del machismo, que coloca al hombre en una posición superior a la mujer. Para ser más claro aún: a los hombres argentinos nos cuesta demasiado ponernos en el lugar de las mujeres argentinas, y más aún en el lugar de “la otra”, de la amante (a propósito: ¿cuántos hombres pueden decir que han sido o son “el otro”, ese amante difuso en su identidad?).
Pero yendo a lo positivo, Iannuzzi puede decir las cosas que dice, que son hilarantes y conmovedoras a la vez, porque pone todo su cuerpo al servicio de su texto, haciéndose cargo no sólo del rol de la mujer en la política, sino también de lugar de “la otra”, que aún sabiéndose en los márgenes quiere estar incluida y ser parte, y que es capaz de generar una enorme empatía exhibiendo sus fortalezas –la de una mujer que pelea por su amor y no se resigna nunca, encontrando nuevas fuerzas a partir de la compañía de otras como ella- y fragilidades –la de una mujer que sufre por no ser correspondida como quisiera-. Su Amante Pueblo es pura y sincera feminidad.
Nota de opinión de Rodrigo Seijas sobre Amante Pueblo, LA PATRIA ES LA OTRA!!
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Excelente nota!!
Qué bien que has expresado lo que se vive presenciando la obra…
Iannuzzi, una grosa!