Por Rodrigo Seijas
La semana pasada se conocieron las nominaciones a los Premios Sur, entregados por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina. No dejó de ser llamativo cómo el análisis (si es que puede ser calificado como análisis) pasó básicamente por el hecho de que a la vez la entidad reveló que Relatos salvajes será la representante del país a la hora de las competencias por el Oscar y el Goya. Prácticamente no se hizo hincapié en el saldo que dejaban las postulaciones. Por eso no viene mal hacer notar algunas cuestiones que están muy a la vista.
La primera es el exceso –encima festejado- de nominaciones a Relatos salvajes: está presente en casi todas las categorías donde podía competir (sólo le faltó revelación femenina), obteniendo un total de veintiuno. Pero el colmo está en los rubros actorales: se queda con dos de las cuatro postulaciones en las ternas de revelación masculina y actriz protagónica, y ¡tres de cuatro! en las de actor protagónico y de reparto. La cantidad es difícil de justificar por la calidad (las performances de, por ejemplo, Diego Velázquez –revelación masculina-, María Onetto –actriz de reparto-, Osmar Nuñez –actor de reparto- y Ricardo Darín –actor protagónico- son apenas correctas) pero principalmente por la abundancia de opciones a tener en cuenta: este año se estrenaron decenas de ficciones donde aparecieron muchos intérpretes no tan conocidos a los que no les vendría mal un reconocimiento, dándole de paso notoriedad a la obra de la formaban parte. Voy a dar apenas un ejemplo: ¿ninguno de los niños protagonistas de Algunos días sin música se merecía una nominación como revelación masculina? ¿No le hubiera venido fenómeno a esa pequeña producción mendocina el ser nominada?
Uno puede entender que los Premios Sur en cierta forma se miran en ese espejo que son los Oscars, y que a partir de ahí intenta entablar un diálogo más que nada con el cine industrial y/o masivo de la Argentina. También que todas las entregas de galardones son, como decía un integrante de la redacción de FANCINEMA, “un estado de ánimo”, es decir, eventos donde intervienen perspectivas particulares marcadas muchas veces por un contexto determinado. Es cierto, Relatos salvajes, nos guste o no, es la película nacional del momento. ¿Pero es lo único que se hizo en el año? ¿Si no se menciona al film de Szifrón, lo único para destacar es Betibú, El inventor de juegos y El ardor? ¿De martes a martes, Aire libre y El crítico se quedan sólo con algunas migajas? ¿No podían aspirar a algo cintas como La Paz, Gato negro, El misterio de la felicidad, El rostro, El tercero o Salsipuedes?
Siempre he criticado (como aquí) los criterios de la Academia de Hollywood, pero también reconozco que los Oscars casi siempre se las arreglan para marcar un punto de vista, para hacerse notar, incluso para destacar determinadas obras del cine que en Estados Unidos se considera independiente. Y si he señalado en su momento (acá) que en las nominaciones a los últimos Cóndor de Plata la Asociación de Cronistas había perdido una chance de marcar una agenda propia, no me queda otra que decir lo mismo respecto a la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina y los Premios Sur. Lo que queda es la triste y decepcionante sensación de que va a ser una fiesta para unos pocos y que la mayoría del espectro del cine argentino se va a quedar afuera.