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Miradas cruzadas sobre la 18ª edición del Festival de Lima

lima

Por Rodrigo Seijas 

(@fancinemamdq)

Hace días culminó en Perú la 18ª edición del Festival de Cine de Lima, que ganó la colombiana Gente de bien, y en FANCINEMA contamos con la colaboración de dos periodistas peruanos que cubrieron el encuentro y aportan su mirada sobre la organización y las películas que allí se vieron. Mónica Delgado cofundadora y directora del sitio web y el blog Desistfilm, además de redactora en la revista Ventana Indiscreta; por su parte Oscar Contreras es crítico de cine de la revista Ventana Indiscreta, editada por el Fondo de Desarrollo Editorial de la Universidad de Lima, y edita el blog Un mundo perfecto.

-¿Cuál es el balance general que pueden hacer del festival?
MD-
Es contradictorio. Si bien la programación mejoró notablemente incluso a la del año pasado, se hizo un homenaje a Bruno Dumont y se incluyó una mejor muestra experimental, lo que es muy positivo, hay todavía trabajo por hacer en cuanto a la relación con la prensa. Aquel festival que no ve a la prensa como aliado y sólo se centra en un aspecto mercantil está cegado. Si uno mira Cannes, puedo asegurar que el 60% de acreditados pertenecen a medios pequeños, a blogs, a páginas de internet, a espacios de videocríticos, y no por ello se percibe un maltrato. Creo que eso es lo que habría que mejorar, ya que un festival basa su credibilidad tanto en un nivel interno de relación con medios como desde la información que se le brinda desde ellos al espectador. Otro tema a mejorar es la promoción de un nivel de discusión o diálogo. Por ejemplo, Cao Guimaraes estuvo en Lima presentando un diálogo sobre artes plásticas y cine, un tema demasiado abierto para alguien que tiene una gran experiencia en el videoarte y el experimental. Pudo presentarse una retrospectiva, pero dudo el interés.

OC- El balance es positivo. El Festival de Lima sigue siendo el evento cultural más importante de la ciudad. Ha terminado aceptando a los festivales pequeños, recientes, de gran nivel (como Lima Independiente, FIACID, Al este de Lima, etcétera) que le hicieron la competencia en los últimos años; y esto se ha visto reflejado en una mejora ostensible de las distintas secciones, que no sólo han crecido en número de títulos sino también en la calidad de los mismos, muy próximos en el tiempo y reconocidos por festivales y la crítica internacional. De ahí que la programación de 2014 haya sido la mejor en dieciocho años, superando incluso a la del 2004 (donde se proyectaron Los muertos, Días de Santiago, Extraño, La quimera de los héroes, Whisky) y 2012 (El estudiante, La sirga, Post tenebrax lux, Chicama).

-¿Qué elementos positivos ve consolidados y qué aspectos negativos se deberían mejorar?
OC-
Un elemento positivo es que se siguen asegurando títulos de gran calidad, de muy reciente producción, provistos por prestigiosos festivales como Cannes, Berlín, Venecia, BAFICI, Sundance, FICUNAM, etcétera, estrenos absolutos en Lima y en América Latina que alimentan las secciones de competencia (de ficción y documental) y los favoritos del público como Lo mejor de la Semana de la Crítica de Cannes, La vuelta al mundo en 08 días y la Sección Filmoteca. Hay tres aspectos negativos que deben resolverse con urgencia: 1) la elección y programación de títulos más riesgosos, innovadores, de avanzada, hechos por gente joven o debutante, con la introducción de works in progress; 2) la formulación y aprobación de un reglamento interno; y 3) mejorar las relaciones del festival con la prensa, que se han resentido en los últimos tiempos. Además, deben redefinirse las secciones que hacen las veces de “cajones de sastre” y/o agrupan “sobras recalentadas”.

-¿Cuál creen que es el criterio y perfil que caracteriza al festival?
OC-
El objetivo del Festival de Lima es promover, difundir y premiar el mejor cine latinoamericano, en ficción y documental, sin perjuicio de difundir las últimas noticias y los avances del cine mundial a través de secciones cada vez más atractivas.

MD- Poco a poco el festival ha dejado de ser un encuentro latinoamericano de cine para ser el festival de cine de toda una ciudad, y que permite no sólo ver cine de la región sino de lo más sonado en festivales recientes, como Cannes o Berlín. Pero en el fondo teme al riesgo o a la reflexión misma del quehacer en Sudamérica.

-¿Qué opinión les merece las premiaciones otorgadas por los distintos jurados?
MD-
A estas alturas, y después de sufrir el premio de Un certain regard en el reciente Cannes, por ejemplo, ya nos debería resultar indiferente cuestionar este tipo de premios, que en muchos casos son suma de lobbies y demás. Pero para un festival que ha mostrado un interés en renovar los criterios de su programación, ignorar a una película como Jauja es un despropósito que no acompaña a esta identidad.

OC- Los fallos de algunos jurados han sido lamentables. Existe malestar e indignación frente a decisiones como las del Jurado de la Crítica Internacional, integrado por Anne Marie de la Fuente (España), Diego Rojas (Colombia) y Sebastián Pimentel (Perú), que premiaron como mejor película de la competencia de ficción a Las niñas Quispe, de Sebastián Sepúlveda, una cinta chilena imperfecta y llena de carencias; soslayando y cerrando el paso a trabajos realmente notables como Jauja, Matar a un hombre, Relatos salvajes, La vida después, Pelo malo y Gente de bien. Pero no fue el único despropósito.  El Jurado Oficial de Ficción (el más importante del festival) integrado por la actriz chilena Paulina García (protagonista de la multipremiada Gloria), el realizador cubano Fernando Pérez (La vida es silbar), Charles Tesson (director artístico de la Semana de la Crítica de Cannes y crítico de Cahiers du Cinema), el mexicano Amat Escalante (director de Sangre, Los bastardos, Heli) y el cineasta peruano Eduardo Mendoza de Echave (El evangelio de la carne) premió al uruguayo Manuel Nieto como el mejor director por El lugar del hijo, un opus discreto; en perjuicio de Lisandro Alonso, Franco Lolli, Diego Lerman, Damián Szifrón, Matías Luchessi, Alejandro Fernández Almendras o Mariana Rondón. Los premios al mejor guión (para la colombiana Tierra en la lengua) y a la mejor fotografía (Las niñas Quispe) son también abominables.

-¿Cuáles fueron los films que sobresalieron?
OC-
De Argentina: Jauja, de Lisandro Alonso; Atlántida, de Inés Barrionuevo; Relatos salvajes, de Damián Szifrón; Ciencias naturales, de Matías Lucchesi; Refugiados, de Diego Lerman; y El color que cayó del cielo, de Sergio Wolf. De Chile: Matar a un hombre, de Alejandro Fernández Almendras. De Colombia: Gente de bien, de Franco Lolli. De México: La vida después, de David Pablos. De Perú: Climas, de Enrica Pérez. De Venezuela: Pelo malo, de Mariana Rondón. También toda la sección Semana de la Crítica de Cannes; todo el ciclo sobre Bruno Dumont; las nuevas películas de Nuri Bilge Ceylan, Rythy Pahn y Tsai Ming Liang; el ciclo de cine cordobés; y los clásicos restaurados del cine francés y mexicano.

MD- Jauja, Atlántida, Ciencias naturales y Matar a un hombre. De Cannes: P’tit Quinquin.

-¿Hubo algún descubrimiento?
MD-
Maravilla la película: pensé que me iba a encontrar con un documental convencional, pero poco a poco se convirtió en el retrato despiadado de una industria que no tiene nada de deporte. Era como ver El padrino del mundo del box.

OC- The tribe (Plemya, Ucrania 2014), de Myroslav Slaboshpytskiy, ganadora del Premio Especial de la sección Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2014. Es una cinta formidable y salvaje.

-¿Qué le pareció lo que pudieron ver del cine argentino?
OC-
Sigue siendo la cinematografía más innovadora y sólida de la región, no necesariamente la más exitosa en términos económicos. Jauja fue la mejor película de la competencia oficial y toda la representación argentina la más estimulante.

MD- Jauja es de lejos lo mejor que ha proyectado en el festival.

-¿Cuál fue el peso demostrado por la cinematografía peruana dentro del festival?
MD-
El peso no tiene que ver con un tema de calidad, porque se trata de películas que no tienen pretensiones afuera, son de perfil bajo o están temerosas de ir más allá, sino más bien que son un grupo de films que captan bastante la atención del público. Las primeras películas en agotar entradas son las peruanas.

OC- El cine peruano tuvo escasa gravitación, salvo la ópera prima de Enrica Pérez, Climas, que es muy  sólida (fue de las más votadas por el público). Ocurre que las películas peruanas con mayor proyección para 2014 declinaron de participar en el Festival de Lima porque fueron admitidas en festivales prestigiosos como Toronto (El elefante extraviado, de Javier Fuentes-León), Montreal (Perro guardián, de Bacha Caravedo) o Biarritz (Magallanes, de Salvador del Solar).

-¿Qué obras pueden destacar?
OC-
De Perú Climas y paramos de contar.

MD- Climas tiene una fotografía impecable, pero es una cinta muy irregular.

-¿Cuáles creen que deberían ser los objetivos a futuro por parte del festival?
OC-
Consolidarse como el festival más prestigioso y grande del Pacífico en América Latina. Jugarse más por lo independiente e innovador. Pensar en la alternancia de sus gestores.

MD- Dejar a un lado una mirada provinciana de entender lo que es un festival, y aportar por una proyección internacional seria.

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