Por Daniel Cholakian
Una de las decisiones más importantes de los organizadores de Ventana Andina, el primer festival internacional de cine de Jujuy, es la regionalización de las exhibiciones y las actividades, con la clara intención de hacer llegar, aunque sea en parte, las películas, charlas y personalidades a distintos puntos de la geografía provincial.
Las localidades en las que se realizaron o realizarán en los próximos días las presentaciones son Palpalá, San Pedro de Jujuy, Libertador Gral. San Martín, Tilcara y La Quiaca. La intención de la organización es potenciar tanto la proyección de películas nacionales y locales, como el intercambio productivo entre los realizadores y trabajadores de la industria audiovisual jujeña con productores, directores y guionistas con mucha experiencia, de modo que puedan trasmitir conocimientos en materia de desarrollo de proyectos, presupuestos, distribución, materias esenciales para poder construir una industria sustentable.
Tanto en Tilcara como en La Quiaca, localidades a las que hemos viajado para asistir a las presentaciones, se ha coordinado una retrospectiva del documentalista Jorge Prelorán, junto con el documental sobre su vida y su obra Huellas y memoria de Jorge Prelorán de Fermín Rivera, quien conversó en ambas ocasiones con el público. Despojado de todo prejuicio y toda mirada centralista, este cronista agradece profundamente la oportunidad de haber estado en esos actos. Descubrir en la conversación con los jóvenes, con los funcionarios locales, con los organizadores de centros culturales, las ganas que tienen de acceder al cine, el entusiasmo que sienten por poder acceder a los medios para realizar sus propios contenidos audiovisuales, permite encontrar un punto donde todas las lógicas presentes de construcción de discursos y de circulación mercantil de los productos estalla en mil pedazos. Las miradas, las identidades, las narrativas y la voluntad creativa son diversas. Lo popular, no tengo dudas, está lejos de lo masivo. La discusión, que no es nueva, se recrea en cada encuentro con otros que también somos nosotros. El cine es esto también.
En La Quiaca, el intendente de la ciudad, Dante Velázquez, destacó el interés por el cine de los jóvenes y la larga historia de la ciudad, aún cuando no queda ya ninguna sala funcionando. Con más de 25.000 habitantes, La Quiaca es, según las palabras del secretario de Cultura de la provincia, el punto donde empieza el país. Tanto Velázquez como Morales lamentaron que a pesar de los pedidos y las promesas, aún no han conseguido que se instale un Espacio INCAA en la ciudad. El reclamo es legítimo, no sólo porque representa el deseo de los pobladores, sino porque en términos culturales el valor simbólico de la instalación de una sala de cine en el punto más al norte de nuestro país es indudable.
En materia de cine, la competencia internacional ha tenido una selección muy interesante, pero algo desbalanceada por la mayoritaria presencia de películas nacionales. Rolando Pardo, seleccionador de la competencia oficial, explicó que las producciones extranjeras suelen ser reacias a presentarse a la selección para una primera edición de un festival. Las dudas sobre la organización, la calidad de las proyecciones y la presencia del público, suele ser los motivos de tal reticencia. Todas estas variables han sido resueltas de un modo muy satisfactorio por Ventana Andina (con más de 2.000 entradas en menos de 15 funciones). De todos modos las tres películas extranjeras (Sigo siendo Kachkaniraqmi, Invuches y Las bellas durmientes) son películas muy interesantes, lo que demuestra que la selección ha hecho un trabajo valioso. Entre las nacionales se destacan La tercera orilla, Nosilatiaj, la belleza, Pichuco y Habi, la extranjera.
Por otra parte, se están desarrollando las competencias nacionales y regionales, con obras diversas y algo más irregulares que la sólida competencia internacional. Sin embargo, la Ventana funciona como corresponde, permitiendo ver más producción que la que habitualmente circula, lo cual es un mérito encomiable.
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