Título original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Juan Pablo Cadaveira
Guión: Juan Pablo Cadaveira
Aparecen: Sergio «Maravilla» Martínez, Lou DiBella, Susana Paniagua, Hugo Martínez, Sr., Julio César Chávez, Jr., José Sulaimán, Pablo Sarmiento, Sampson Lewkowicz, Larry Merchant, Dan Rafael
Fotografía: Ángel Amorós, Steven Moreno, José Luis R. Cortés
Montaje: César Custodio, Alejandro Brodersohn, Ernesto Felder
Música: Ruy Folguera
Duración: 80 minutos
Año: 2014
8 puntos
Diferente a todos los demás
Por Diego Fernández (*)
Cuando se presenta en sociedad un documental acerca de una figura puntual, rutilante, de aparición y fama explosiva, cualquiera sea la actividad que la transportó a ese lugar de elite, difícil es pensar otra cosa que no sea la construcción y elevación del héroe: se convierte en tal merced a sus logros y triunfos frente a las adversidades de la vida. Y es un preconcepto -errado- al que el film de Juan Pablo Cadaveira tampoco puede escapar. Al menos, desde el vamos.
Sin embargo, Maravilla, la película, pudo hacerlo. Porque no hay un endiosamiento del boxeador argentino Sergio Martínez, actual campeón de los medianos, versión Consejo Mundial de Boxeo. Lo que para muchos puede resultar uno de sus puntos flojos, es precisamente lo que resulta ser una virtud: un documental plano, casi “informativo” desde el punto de vista deportivo, que reúne a lo largo de los ochenta minutos diferentes entrevistas a periodistas especializados del mundo del boxeo (la mayoría del exterior), absolutas leyendas como Mike Tyson, pasando por el famoso promotor Don King, mechadas con una buena e interesante contextualización familiar e historial.
Cadaveira se centra en una cuestión. La cadena HBO decide que Martínez no es un pugilista lo suficientemente famoso para formar parte del PPV (de su sigla pay per view, “pagar para ver”), acaso el principal negocio que mueve los hilos del boxeo actual. En complicidad con José Sulaiman, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, deciden quitarle el título que poseía el argentino y hacerlo pelear por el vergonzoso “título diamante”, un invento absoluto que lo convirtió en el primer campeón emérito de las 154 libras.
A partir de allí entonces comienza el derrotero que significó para el púgil nacido en Quilmes enfrentarse a una estructura que tenía como principal estrella a Julio César Chávez Jr, hijo del mítico y legendario boxeador del mismo nombre, considerado el mejor mexicano de todos los tiempos. Y que culmina justamente con la recordada y esperada pelea, filmada y mostrada en cine de una manera tan brillante que hace recordar incluso a las épicas que protagonizó Sylvester Stallone en sus afamadas Rocky.
La película describe a la perfección los artilugios de ambas partes. Las excusas del entorno del campeón y las denuncias reiteradas del equipo de Martínez. Con planos muy bien logrados, una musicalización acorde al momento en pantalla, el director lograr un ida y vuelta más que interesante para que su documental no tenga una estructura clásica, sino más bien logre un buen entrecruce de historias (la principal y las secundarias) sin perder el hilo cronológico.
En el medio, quedan al descubierto los turbios negocios que encierran al boxeo en la actualidad. Ahí es donde Maravilla, la película comete la imprudencia de convertirse en una denuncia constante, apoyado en el histrionismo del promotor Lou DiBella, enfrentado a muerte con el CMB, sin aportar nada en el necesario recurso de la autocrítica. Incluso no responde en absoluto a las críticas mostradas en la pantalla grande cuando, por citar un caso puntual, Chavéz Jr. acusa a Martínez de haber “vendido el título”.
También hacen ruido, o no encajan del todo, algunas declaraciones mediáticas tomadas en tiempo pasado, es decir, de archivo. No sólo del argentino y su círculo, sino también de muchos periodistas. Es que por momentos se especula con palabras viejas que marcan que la pelea no se iba a realizar, o de las dudas que se generaban, en un film que se estrenó dos años después de que el combate se concretó con el desenlace que todos conocen. No aportan nada. O mejor dicho, aporta mucha repetición, tiempo que podría haberse destinado al propio protagonista, quien curiosamente tiene muchísima menos participación de la esperada. Es como si “Maravilla” fuera simplemente el disparador para contar otras cuestiones.
Más allá de eso, uno de los principales aciertos radica en echar por tierra algunas especulaciones acerca del personaje que debió construir el argentino. Necesitaba urgentemente ser competitivo pero no en lo deportivo (sus conocidas condiciones son más que realzadas), sino en lo económico. La gente, el público que paga, tenían que estar interesados en verlo. Y ahí es donde se logran comprender las dos decisiones que después serían claves para acceder el combate con Chávez: participar del Bailando por un sueño, de Marcelo Tinelli, y su ciclo de stand up en el programa Duro de domar. Ese fue el “manotazo de ahogado” del argentino y que terminó por ser decisivo. El film lo muestra a la perfección.
Maravilla, la película consigue entretener. Consigue emocionar. Y hacer enojar. Consigue imprimirle a la historia una intensidad paulatina. Logra mostrar los miedos y sentimientos de una familia humilde. Y los de su protagonista también. Y aunque recae en algunos errores, se convierte en un documental diferente a cualquier otro. Por su construcción y forma de mostrarse en la pantalla. Porque no es pretencioso. Porque aprovecha bien, de manera lisa y llana, la ya de por sí rica y efusiva historia de Sergio Martínez.
(*) el autor es periodista deportivo especializado en boxeo.
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