Título original: Getaway
Origen: EE.UU. / Bulgaria
Dirección: Courtney Solomon
Guión: Sean Finegan, Gregg Maxwell Parker
Intérpretes: Ethan Hawke, Selena Gomez, Jon Voight, Rebecca Budig, Paul Freeman, Bruce Payne, Ivaylo Geraskov, Dimo Alexiev, Velislav Pavlov
Fotografía: Yaron Levy
Montaje: Ryan Dufrene
Música: Justin Caine Burnett
Duración: 90 minutos
Año: 2013
Compañía editora: AVH
2 puntos
Una película estrellada
Por Rodrigo Seijas
Un film como La huida genera unas cuantas dudas y una certeza muy fuerte:
El primer interrogante pasa por preguntarse qué demonios hace Ethan Hawke en esta película. Uno entiende que es un actor que ha ido alternando entre films independientes, como la trilogía compuesta por Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes de la medianoche, con proyectos pequeños del mainstream, como Masacre en la cárcel 13, Vampiros del día, Sinister o La noche de la expiación, pero se le podía reconocer que, dentro de los altibajos que habían en esas películas, siempre se podía rescatar algún elemento interesante, que delataba una elección por parte de la estrella. Acá no, acá no se entiende por qué eligió protagonizar La huida, que parece portar un cartel gigante de fracaso anunciado. Es su peor film desde por lo menos Robando vidas, lo cual es decir mucho.
La segunda cuestión tiene que ver con Selena Gomez: ¿qué nos has hecho Selena querida, con esos labios tan lindos que tenés? ¿Por qué hacés este bodoque sin gracia, después de haber actuado en esa estupenda película que es Spring breakers: viviendo al límite? ¿Necesitabas ir a Bulgaria para algún trámite y en el medio filmaste esto? ¿Querías una nominación a los Razzies y ahora estás contenta que la obtuviste?
La tercera duda es referida a Jon Voight, quien aporta básicamente su voz para el villano. Es cierto, su carrera es despareja: trabajó con Michael Mann, Francis Ford Coppola, Hal Ashby, Brian De Palma, entre otros, pero también supo hacerlo con Michael Bay o Simon West, y ni se despeinó. Ahora, el antagonista que compone en La huida, que pasa de tener todo a nada controlado, es tan imbécil como insoportable. ¿Cómo llegó a aceptar interpretar a un personaje que hasta da vergüenza ajena? Tiene 76 años y todo un prestigio acumulado a pesar de sus errores. ¿Era necesario exponerse a esto por un poco de guita?
La última pregunta pasa por el director Courtney Solomon, a quien se le podía perdonar lo fallida que era su adaptación a la pantalla grande del juego Calabozos y dragones, básicamente porque tomaba algunos riesgos en el trabajo con el material de origen y hasta se le notaba cierto cariño por lo que estaba contando en una historia que hasta podía caer simpática dentro de lo disparatada que era. Pero en La huida apenas si tiene algunas ideas para aportar en la pretendida fisicidad de las persecuciones automovilísticas, que al final terminan cansando, básicamente porque después de plantear la premisa -a un ex piloto de carreras le secuestran a la esposa y lo obligan a realizar distintos tipos de tareas con un auto a alta velocidad, acompañado a regañadientes por una adolescente- lo único que hace es redundar en las persecuciones. No hay construcción de personajes, ni un argumento sólido ni el más mínimo suspenso. Ahí el problema no sólo pasa por el guión, o el aporte que pueda hacer desde la producción un experimentado como Joel Silver (Sherlock Holmes, Matrix), sino también por el realizador al mando. ¿No pudiste tomar aunque sea un riesgo, Solomon? ¿Algo que no haga al relato tan previsible y aburrido, pecado mortal para el género de acción? ¿Dónde quedó el disparate?
Lo que es seguro es que La huida, con sus protagonistas que jamás generan empatía, con su villano de pacotilla, su acumulación sin razón de ser de persecuciones, sus giros en la trama tan inverosímiles como previsibles, su dirección en piloto automático y su aire a clase Z con un poco más de guita encima, es mala. Muy pero muy mala.