Título original: The Expatriate
Origen: EE.UU-Canadá-Bélgica-Inglaterra
Dirección: Philipp Stölzl
Guión: Arash Amel
Intérpretes: Aaron Eckhart, Liana Liberato, Olga Kurylenko, Garrick Hagon, Eric Godon, Yassine Fadel, Neil Napier, David Bark-Jones, Alexander Fehling, Nick Alachiotis
Fotografía: Kolja Brandt
Montaje: Dominique Fortin
Dirección de arte: Patrick Dechesne
Música: Jeff Danna
Duración: 100 minutos
Año: 2012
Compañía editoria: TVE
6 puntos
Liam Neeson estaba de vacaciones
Por Mex Faliero
(@mexfaliero)
Ben Logan es un norteamericano que vive en Bélgica, donde trabaja para una empresa vinculada con la seguridad mientras intenta reconstruir una relación -que es conflictiva- con su hija adolescente. Todo parece ir normal, hasta que una mañana cuando Logan va a su trabajo se encuentra con que la empresa no existe más. Las oficinas vaciadas, su historial en la firma borrado, ya nada queda de sus años en Bélgica. Salvo, un grupo de ex compañeros que ahora lo buscan a él no para ayudarlo en la encrucijada, sino para eliminarlo. Ese es el comienzo de Persecución implacable, un euro-thriller protagonizado por el norteamericano Aaron Eckhart y dirigido por el alemán Philipp Stölzl (editado en dvd por TVE). Una propuesta que a pesar de su constante deja vú, se sostiene gracias a la presencia de Eckhart.
Decimos deja vú, porque Persecución implacable tiene demasiados elementos que se reflejan en el cine reciente: en primera instancia se parece a esas películas que viene filmando Liam Neeson, especialmente Desconocido y Búsqueda implacable. De la primera, tenemos esa tensión paranoica (algo hitcockniana y deudora de la Búsqueda frenética de Polanski) mientras que de la segunda la acción y el sadismo de algunas situaciones, especialmente cuando vamos descubriendo el pasado de Logan. Es más, uno juraría que lo convocaron a Neeson pero estaba de vacaciones y lo llamaron a Eckhart, un actor igual de sólido y con una presencia cinematográfica que hace que uno le crea todo lo que hace. Y en su mundo de asesinos a sueldo y violencia registrada de forma física, hay algo de la saga de Bourne en la apuesta visual de Stölzl.
Uno de los puntos a favor de Persecución implacable es que mientras Logan va descubriendo lo que pasa a su alrededor, también nosotros vamos descubriendo cosas del personaje: así que la sorpresa es constante y honesta para con el espectador. Y en esa violencia que se va haciendo gradual, y que hace pasar al film del thriller de suspenso a la acción más directa, hay una mirada más concienzuda que en Búsqueda implacable, donde la perfección formal se encarga de tapar lo reaccionario de la propuesta. Por el contrario, aquí cuando Logan mata se cuestiona un poco esa violencia y cuáles son los límites de ciertas acciones (en ese sentido es fundamental el personaje de la hija, porque somos nosotros mirando con horror), más teniendo en cuenta el pasado de los personajes. Es cierto que en determinado momento Persecución implacable se vuelve un poco nostálgica o algo naif sobre ese mundo de espías que retrata, pero Stölzl perfecciona este subgénero de thrillers filmados en Europa y lo hace menos repudiable que las parapoliciales actividades del agente Neeson.