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UNCIPAR 2013: el fantasma ronda Villa Gesell

OLYMPUS DIGITAL CAMERAPor Daniel Cholakian

No se llega a fantasma (mucho menos a fantasma en el cine) si no se cuenta con años suficientes. Es por eso que algo de lo más interesante que tiene para ofrecer un festival de cine tradicional -llegó a su edición 35ª- es el intercambio con jóvenes realizadores, organizadores de festivales y críticos. El espacio, mucho más informal y pequeño que otros festivales del país, permite una charla más franca y en ese cruce, las ideas, los deseos y las inquietudes de jóvenes de todo el país, que demandan y producen y hacen circular las imágenes por todo el país, interpelan a los que ya hemos pasado esos años mozos.

Una apertura muy corta y sencilla, dio lugar a la proyección de un audiovisual producido en Villa Gesell a propósito de los 10 primeros años de la historia del fundador de la ciudad, una vez venido a este enorme médano que había adquirido, donde soñaba fundar el paraíso.

Inmediatamente de la presentación de este cortometraje, comenzó la proyección de películas de la sección competitiva nacional. Se pueden señalar a propósito de esta sección -habiendo transcurrido una de las dos jornadas- el nivel parejo de las producciones y la aparición de escenarios que salen de la hasta ahora casi permanente centralidad urbana y porteña. La mitad de ellos, al menos, son historias que ocurren fuera de la ciudad, mientras en aquellos que ocurren en el ámbito urbano, el espacio no es central en la narración ni está claramente identificado. La existencia de otros lugares es la existencia de otros sujetos, diversos del protagonista joven, moderno y urbano, que dominaba la escena de los cortos vistos en ediciones anteriores.

Animales fueron protagonistas claves de algunas de las mejores piezas. Lila, la perra de la suerte fue el objeto de deseo de uno de los equipos de futbol finalistas de una pequeña liga regional. El equipo, dirigido por un enorme Mario Alarcón, había ganado todos los partidos y la perra Lila había estado en la cancha con ellos en cada una de esas ocasiones. En la final su dueño no llegaba al club para que funcionara como amuleto, además de otro sinnúmero de cábalas puestas en juego, y la desesperación cundía dentro de la cancha, mientras que en paralelo el viaje era una odisea. Notablemente narrada por Sebastián Dietsch, con precisión en el montaje, en la construcción de personajes y las actuaciones, Lila está llamada a ser una de las piezas consideradas por el jurado. Pero también Cuchi, un chancho propiedad del jefe de un pueblo perdido que es atropellado por un micro, es protagonista de un interesante corto. En este bizarrísimo relato de Emmanuel Moscoso, coexisten barras bravas de un equipo que viajan en un ómnibus mal llevado, un jefe comunal, policía y amo y señor de la región, experiencias místicas y religiosas, que conviven con una violencia inexplicada y un cuadro final de una iconografía cuasi religiosa que recuerda las obras del artista Marcos López. Coral de Ignacio Chaneton es la otra obra en la que podría considerarse a un animal como protagonista. En ella lo sobrenatural se integra en el contexto de una naturaleza inhóspita y la pobreza profunda de una familia quebrada, donde el hombre, el padre, pierde el trabajo y toda dignidad. Una víbora será un símbolo y una amenaza concreta. Será la posibilidad de la violencia, pero también una idea, una metáfora sobre lo secreto, sobre la potencia de lo oculto en la naturaleza.

Pumping de Teresa Martino es una interesante propuesta a propósito de un joven que es Simón, aunque haya nacido Ana y aún cuando su madre se resista al tratamiento hormonal. Una película sencilla y cálida donde la sexualidad tratada con mucha delicadeza es simplemente diversa, libre y por lo tanto cuestionadora. Pumping no desarrolla cuestionamientos de fondo sobre la sexualidad y su naturaleza, sino que su realizadora prefiere resolverlos con la delicada narración de momentos amorosos. En relación con la sexualidad otra gran película de las presentadas en esta primera jornada es Bajo el cielo azul de Martín Salinas, donde las niñas pequeñas o pre adolescentes, juegan a pintarse, peinarse y cantarse mujeres en la región mesopotámica, pero en ese juego de hacerse mujeres sin serlo está escondido la explotación que las obliga a asumir el rol sin serlo. Sentada en un pequeño tronco espera la niña a un hombre motorizado que pase con unos pesos a llevarla con él. Y tras la niña mayor, otra niña irá a ocupar ese banco roto, esperando a su vez, casi en un modo borgeano aquel destino trágico.

uncipar unoComo montaje de imágenes fijas La nube de Paulo Pécora cuenta una historia romántica dolida en La Habana y un texto de mujer abandonada o perdida o dolida, o todo ello junto. También como montaje de imágenes, con un tono más experimental The sun in the head construye una imagen de Harlem.

Juegos de guerra de Bruno Scopazzo integra con inteligencia efectos y la tradición de un cine de guerra de Sábados de súper acción, en los sueños de un niño que no puede jugar una escondida si no es soñando con el viejo enfrentamiento entre estadounidenses y alemanes nazis.

Sorprendió que hubiera una sola pieza de animación en esta primera jornada, Momentos de Pablo Polledri, un muy bello trabajo, con dibujos simples y fuertemente narrativos, con un hombre y tres momentos, el bebé, el adulto y el viejo. Todo lo bueno en materia de trabajo plástico lo tiene también de obvio y maniqueo (especialmente en relación con la vejez). Una sola película –también- se presentó en esta primera mitad de competencia nacional en registro documental. Se trata de la película producida por la revista Crisis y dirigida por Martín Céspedes, Toda esta sangre en el monte. Cuenta de la lucha de los campesinos en Santiago del Estero, de las muertes que reciben a manos de sicarios y de cómo sujetos inescrupulosos, aliados con funcionarios judiciales y ejecutivos, se apropian de las tierras ocupadas ancestralmente y expulsan de allí a sus habitantes originales. Por momentos con golpes bajos y con un exceso de uso de textos explicativos, la película cumple con creces la misión de presentar y hacer visible un tema generalmente desconocido en el país. Fue la presentación más aplaudida en lo que va del Festival.

hermanos sangrePodríamos describir una por una las piezas de la competencia internacional. Baste decir que en relación con el año anterior el nivel es muy bueno, no sólo en términos de producción y realización, sino en cuanto a la madurez narrativa de casi todas las obras. Excelentes La boda de Marina Seresesky (España), Juego de niños de Javier González (Colombia) y Meniscus de María Helena Doyle (Nueva Zelanda). En general las películas presentadas en esta sección competitiva internacional están atravesadas por problemáticas sociales diversas y sólo una pieza es una propuesta romántica individual, la muy graciosa, aún cuando irregular en su construcción, In vino veritas. Es notorio el lugar que adquiere la violencia y los niños en zonas de conflictos armados en la ya mencionada Juego de niños como en la española Aquel no era yo.

Para cerrar la jornada se presentó Hermanos de sangre, película ganadora de la competencia nacional en el último Festival de Mar del Plata. Sencillamente desopilante y sumamente cuidada en sus desbordes y su estética kitsch, la obra de Daniel de la Vega es un gran cierre para esta primera jornada.

Se prendió la luz y se apagó el fantasma.

Hasta mañana.

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