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MAR DEL PLATA 2012: las crónicas fantasma (VII)

Por Daniel Cholakian

Llegando el final del Festival se convocan las mesas de los encuentros, de las promesas y de los amores eternos que no siempre son tan ciertos. El fantasma revoloteó por algunas y vio cómo esa actriz años ha sex symbol (y no tan venida a menos) saludaba efusivamente con un “mi amor cuánto hace que no te veo” a un actor siempre subido de peso, que la abraza con algún gesto libidinoso y un abrazo más intenso y prolongado que lo habitual, sabiendo ambos que ese afecto incondicional que ella le profesa, no durará ni siquiera hasta que tome conciencia que no recuerda su nombre (el de él, para olvidarse del propio la actriz necesita al menos un par de copas más).

En alguna otra mesa, algo misógina por cierto, un grupo de hombres del cine desarrollaban la idea de su próximo film, PALERMO en HOLLYWOOD, donde el titán Martín Palermo sería un detective rioplatense que en la meca del cine formará dupla policial con un actor negro estadounidense. Ambos deberán rescatar de una red de narcos o secuestradores árabes (eso no estaba decidido y sería parte del formato más conveniente para la producción) a una bella mujer, de nacionalidad mexicana o colombiana. Todo bajo las órdenes de un jefe secreto que al estilo Charlie (el de los ángeles), se esconde tras un escritorio. Al final, cuando la bomba sexy rescatada sea llevada a su oficina, el sillón del jefe girará y el público descubrirá que el mismo es Francella, que viendo a la mujer dirá su conocido “a comeeerrrrlaaaa”. La película finalizaría con un zoom hasta llegar a primer plano del capo cómico, congelando con ese cuadro la imagen. Todo un homenaje a Enrique Carreras. Por supuesto, absolutamente inmerecido.

Para los incrédulos les garantizo que el fantasma sabe de qué habla. Cuando escuchen hablar de PALERMO en HOLLYWOOD, recuerden que en FANCINEMA se lo contamos primero.

Pero mientras tanto, la semana de cine continúa con el vertiginoso ritmo que nos impone José Martínez Suarez, el incansable Señor Director.

La última película presentada en la Competencia Oficial es Beyond the hills, del rumano Cristian Mungiu. Los relatos sobre los conventos donde los religiosos se recluyen, internalizan hasta el extremo el discurso místico y viven como demoníaca toda ruptura a ese discurso patológico compartido, tienen una larga tradición en la cinematografía mundial. Mungiu cruza el discurso asentado sobre la iconografía renacentista y conventual con una estética realista clásica, dándole a su película constantemente una atmósfera extraña. El espectador vacila ante ese relato del encierro autosuficiente y la presencia de una sociedad exterior que si bien altera el orden monacal, no lo cuestiona. Alina visita a su amiga de la infancia Voichita, recluida en el convento, con la intención de irse juntas de allí. En ese mundo y la lógica que el encierro contribuye a construir, la tensión en los deseos de las amigas es la clave para poner en crisis sus historias. La película se alarga en la intención del realizador de presentar muchos personajes y situaciones que coadyuvan a la resolución final de la historia de esta tensión que es, más allá de un discurso sobre la ortodoxia religiosa, un relato sobre la sobrevivencia de una sociedad tradicional que no termina de asumir la modernidad.

Se presentó en el marco de la competencia latinoamericana la película El limpiador de Adrián Saba. Lima atraviesa una epidemia producida por una extraña enfermedad pulmonar que es fatal. Las víctimas son cientos. La ciudad es un páramo y Eusebio está encargado de limpiar los lugares donde mueren las personas, vaciar el lugar y quemar todo lo que allí encuentra. En uno de esos operativos de limpieza encuentra a un niño sano escondido en un armario. Mientras no encuentre una institución o un familiar que se haga cargo, lo lleva a su casa. La película es la historia de esa relación, de la construcción de la identidad entre un niño solo y un hombre sin descendencia y de la relación con esa muerte amenazante de uno y de otro. Callada, austera, inteligente, El limpiador tal vez se exceda un poco en su duración. Nada más que en eso. Por lo demás revela un trabajo muy cuidado, de un joven director que controla los elementos de la narrativa cinematográfica y merece sin dudas ser tenido en cuenta en el futuro.

Del resto uno podría tal vez olvidarse, como el caso de esa película chilena que parece una repetición de películas del nuevo viejo cine argentino. Esas en que los desayunos son larguísimos y el ritmo es un señor desconocido. Porque hay que decir las cosas como son, hay realizadores que creen que con unos personajes bien imaginados aunque no bien construidos y una casa como escenario casi único ya está la película. Lamentablemente no es así.

La cuestión es saber qué podrá ver el fantasma durante el sábado, cuando se clausure oficialmente el Festival. Discusiones seguro habrá a propósito de los premiados, porque nada parece cantado. En esas peleas de barrio es donde el fantasma se mueve como pez en el agua. Esperen entonces la última crónica.

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