Por Rodrigo Seijas
Recuerdo la nota que escribió Christian Ariel Mangini en FANCINEMA, titulada Ustedes los críticos, donde se colocaba en la posición discursiva que atacaba a los críticos, con el objetivo de deconstruir los prejuicios imperantes en ese pensamiento y cómo su razonamiento se caía a pedazos a partir de un mínimo análisis. El texto terminaba siendo impecable porque defendía con propiedad a los críticos que, como los que integran esta página, se tienen que bancar agresiones bastante arbitrarias.
Pero hay veces que la crítica incurre en acciones que confirman los prejuicios. Ahí, definitivamente, los críticos estamos fritos. A continuación, voy a remarcar dos ejemplos particulares.
El primero es cuando los mismos críticos se vuelven en contra de sus colegas, dejando de respetar ciertos códigos que, aunque no están escritos, no dejan de existir. Un caso muy visible y puntual es la publicación de críticas de una película antes de su estreno. Hasta no hace mucho, las críticas siempre, en todos los medios, se publicaban los jueves. Eso nivelaba las posibilidades, teniendo en cuenta que muchos críticos podían ver las películas en funciones de prensa, avant premieres, festivales y hasta en alguna copia en formato hogareño acercada por distribuidores o realizadores, mientras que otros recién el día del lanzamiento. En los últimos tiempos, con la explosión de Internet, las diferencias se achicaron y agrandaron a la vez: algunos están en condiciones de bajarse filmes o verlos online, mientras que otros (por falta de herramientas o conocimiento) no.
Por eso molesta bastante que un sitio como Otros cines la crítica de -para mencionar un caso reciente- Súper 8, aparezca el sábado 30 de julio, casi seis días antes de su llegada a los cines. Da la sensación de que no importa el cómo sino el qué. Y por lo tanto, cuanto antes se puedan acaparar más lectores, de la forma que sea, mejor, sin importar los modos. Para completar el paquete, tenemos críticas (o más bien, meras reseñas que apenas sí se expanden más allá del argumento) que parecen escritas cinco minutos antes de irse a dormir; anuncios de noticias o informaciones con una mínima introducción y el link con la fuente original pegado al lado, que conduce la mayoría de las veces a sitios en otros idiomas (no sea cosa que haya que traducir apropiadamente el material, citando la fuente); el recurso repetido de recurrir a notas ya publicadas en otros lugares (en la sección DVD simplemente se postean las críticas ya publicadas en La nación); y hasta cierto autobombo (en la encuesta sobre lo mejor del año pasado, en el apartado de Mejor Sitio Web, Otros cine también entraba en la competencia. Adivinen quién ganó).
El otro ejemplo lo constituye el sitio Cines Argentinos. Allí ya no se practica crítica de cine, sino lobby a favor de las cadenas grandes de cines. Esto se pudo observar recientemente en la nota de Sir Chandler El INCAA quiere limitar la cantidad de copias de los estrenos, donde hace referencia a la ley que pretende sancionar el organismo encabezado por Liliana Mazure, que impondría un costo extra de 500 dólares por copia cuando se estrenen más de 80 de un filme, y de 5000 dólares cuando sean más de 130. Allí Chandler se dedica a agredir sin mucha sutileza al INCAA y la ley, además de verter toda clase de pronósticos alarmistas sobre el fin de los estrenos simultáneos (que en muchos casos ya sucede) y la invasión de la piratería (que también ya sucede). Pero lo peor no es eso, sino cómo pretende desvirtuar el panorama actual de la distribución y exhibición de los filmes, pintando a los actores más poderosos de este ámbito como pobres víctimas de un gobierno cuasi totalitario. A continuación, un pequeño desglose de sus frases:
-“Los grandes estrenos, que no son más de 5 ó 6 POR AÑO, tienen la necesidad de una PRIMER semana fuerte, para lograr la mayor cantidad de público que acompaña a una campaña publicitaria”. Los grandes estrenos, que invaden las salas con gran cantidad de copias, son algunos más. Este año podemos contar a Enredados, Río, Rápidos y furiosos 5in control, ¿Qué pasó ayer? Parte 2, Piratas del Caribe: navegando aguas misteriosas, Kung Fu Panda 2, Transformers: el lado oscuro de la Luna, Cars 2 y Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2. Ahí ya tenemos ocho. OCHO. Podríamos agregar a Los pequeños Fockers, Thor, X-Men: Primera Generación, Capitán América, Los pitufos, Linterna verde, pero seamos piadosos. Y el año sigue: se vienen La saga Crepúsculo: Amanecer Parte 1, Happy Feet 2, Operación regalo, Año nuevo y El gato con botas. Si algo ha sabido hacer Hollywood, es expandir su dominio a los doce meses del año, construyendo mini-tanques incluso en meses supuestamente flojos, como septiembre u octubre.
-“A la segunda semana ya baja mucho su cantidad de espectadores. Harry Potter por ejemplo bajó un 40% en la segunda semana” y “en la tercer semana ya se bajan muchas copias u horarios”. Esto es un poquito relativo, en especial lo segundo. Muchos tanques son capaces de mantener una gran cantidad de copias a lo largo de por lo menos un mes. En general, si un filme como Harry Potter baja un 40% en la cantidad de espectadores, no ocurre lo mismo con los cines en los que se exhibe: no pasa de estar en 200 pantallas a 120. Aparte, tengamos en cuenta que en meses críticos como mayo, junio y julio, no pasan más de dos semanas sin una película con un lanzamiento masivo.
-“Siempre pasa esto entre Mayo y Julio con estas películas en particular”. Entonces, ¿por qué la mayor cantidad de estrenos argentinos se concentran entre los meses de agosto y octubre, dejando de lado períodos con bastante más cantidad espectadores, como el ubicado entre noviembre y febrero? ¿Le tienen miedo al éxito? ¿A Papá Noel? ¿A los Reyes Magos? ¿O al aluvión hollywoodense que también ocurre en esas fechas?
-“En el resto del año muy ocasionalmente sucede esto, y comienza a haber mayor cantidad de títulos. Hay jueves con 8 estrenos, como por ejemplo se puede ver en Octubre del 2010”. Sí, y a todos les fue fenómeno, porque no se disputan el mismo público y arriban a los cines en meses con gran afluencia de gente… ¿o no?
–“En estos meses se da la mayor cantidad de público en los cines, por los títulos que hay. No porque se los obliga a ir”. También pregunta irónicamente: “¿O creen que porque Harry Potter esté en la mitad de las salas, el público elegirá ver Cruzadas? ¿O El gato desaparece? ¿Los chicos no querrán ver Cars 2 y morirán por ver Las aventuras de Nahuel?”. Para hacer esta clase de afirmaciones, hay que ser ignorante de lo que pasa en el circuito cinematográfico o ser un cínico de campeonato. Y Chandler no es tonto. Cualquier persona del ambiente relativamente informada sabe que cuando se monopolizan las salas, se monopoliza también el gusto del público. Y más del espectador argentino, que en general carece de la formación suficiente como para elegir con propiedad: si fue a ver Cars 2, pero no encontró entradas, verá Los pitufos sin hacerse mucho drama; si iba a ver Capitán América, pero la sala ya está llena, comprará tickets para Harry Potter o Transformers, sin patalear demasiado. El día que el espectador tenga muy claro lo que quiera ver, no se necesitará a un Estado o leyes regulatorias, pero mientras tanto, ya hemos pasado suficiente como para seguir creyendo que el mercado se autoregula solo o que la gente elige con total libertad, sin ser manipulada.
En el medio, Chandler también deja de lado algunos factores importantes: que la piratería crece en parte porque la política de estrenos es caótica, las entradas caras, la infraestructura y condiciones de proyección en los cines muchas veces deficientes; que muchos filmes más pequeños de distribuidoras grandes podrían ocupar parte de las salas que dejarían los tanques (el año pasado no llegaron a los cines los últimos filmes de Steven Soderbergh, Wes Anderson, Spike Jonze y Adam McKay, entre otros); o que incluso algunos estrenos fuertes terminan sufriendo (Súper 8, producida por Steven Spielberg y dirigida por J.J. Abrams, no consiguió acceder a una plaza fuerte como es Mar del Plata, aunque Los pitufos consiguió estrenar allí tres copias). Incluso llama la atención que Chandler se olvide tan súbitamente que él mismo ha sido perjudicado por esta ley de la selva: Cines Argentinos compró los derechos de distribución de Paul, filme estrenado en Estados Unidos en marzo, pero recién podrá estrenarlo en nuestro país en septiembre, medio año después, afrontando el desgaste que supone la piratería en todas sus formas. Es difícil imaginar otra razón para semejante retraso que la falta de salas.
Aclaro algo: no soy precisamente un simpatizante de la gestión Mazure, a pesar de que reconozco algunas de sus virtudes. Tengo más críticas que elogios. Pero cuando por fin el INCAA asume que hay un problema con las cantidades de copias por estreno y cómo eso perjudica no sólo al cine argentino sino a películas de otros países o circuitos, no está mal analizar sin exageraciones ni profecías catastróficas lo que se está proponiendo, para luego sugerir modificaciones. La agresión gratuita y soberbia que emplea Chandler no conduce a nada.
También estaría bueno que Chandler cruce por una vez hacia el otro lado del mostrador y en vez de preocuparse tanto por las ganancias empresariales, denuncie comportamientos opresivos de cadenas como Cinemacenter, que monopoliza las salas marplatenses, ofrece pésimas condiciones de proyección, maltrata a la prensa, explota a los trabajadores y no es conciente de su responsabilidad como exhibidor de películas. A propósito de esto último, no está mal que los establecimientos cinematográficos busquen tener ganancias. No se pretende que estén por caridad. Pero sí que asimilen que en determinados momentos se tiene que ceder algo. Con problemáticas como esta, cualquier medida que se tome va a tener como consecuencia ganadores y perdedores, básicamente porque, con la situación actual, ya hay ganadores y perdedores.
Sucede que Chandler y los empresarios que defiende sólo conciben al cine desde el “éxito”. Si todas las películas argentinas que se estrenaran recaudaran millones de pesos y fueran vistas por millones de espectadores, no tendrían ningún problema con el INCAA. Pero les molesta resignar ganancias y privilegios. Conocen muy bien las leyes del MERCADO, pero no las de la DEMOCRACIA, en especial eso de que es un sistema orientado a proteger a las minorías y no a las mayorías. Y, nunca está de más recordarlo, vivimos en una economía capitalista, pero también en una democracia.
Otros cines y Cines argentinos son, cada uno a su manera, los sitios de cine argentinos más importantes. El primero por ser el que posee más prestigio, habiéndose impuesto como el lugar donde las entidades y figuras más importantes del cine debaten los temas de cine a corto, mediano y largo plazo. El segundo, por ser el más visitado en la web, con una antigüedad que ya lo ha instalado por completo. ¿Los responsables de estas páginas tendrán una idea clara de la importancia que tienen, incluso a futuro? ¿Estarán al tanto de que a futuro, cuando se quiera saber el panorama de la crítica de este tiempo, los investigadores acudirán primero a sus registros? ¿Tienen noción de cómo instalan lenguaje, formas de conducta y puntos de vista sobre el cine? Da la impresión de que no, pero roguemos porque esto cambie pronto. Hay ciertos modelos y referentes que tienen el deber de ser un poco más autocríticos.