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Todos eran mis hijos

Director: Claudio Tolcachir. Intérpretes: Marina Bellati, Carlos Bermejo, Lito Cruz, Federico D’Elia, Adriana Ferrer, Diego Gentile, Vanesa González, Esteban Meloni, Ana María Picchio. Producción: Daniel Grinbank. Vestuario: Gabriela Pietranera. Diseño de escenografía: Mariana Tirantte. Asistencia de dirección: Mauro Anton. Autor: Arthut Miller. Peinados: Germán Abas. Maquillaje: Dolores Giménez. Diseño de luces: Omar Possemato. Música original: Federico Grinbank. Sala: Teatro Güemes (Güemes 2955; Mar del Plata)


Muy buena


El pasado los condena

Por Julieta Paladino

Una semana después de la visita de Jorge Dubatti a Mar del Plata debido a la creación de la Escuela de espectadores teatrales que funciona en el Teatro Auditórium, resulta realmente muy placentero comprobar que sus palabras son tan ciertas: que estamos en uno de los países del mundo con mayor oferta teatral y que el nivel es excelente.

Esto es comprobable asistiendo a una obra como Todos eran mis hijos, el clásico del autor y dramaturgo norteamericano Arthur Miller, llevado a escena por el renombrado director Claudio Tolcachir. Con un destacado elenco y escenografía y vestuarios que respetan los originales, transcurre este drama que comienza en tono de comedia para ir introduciendo, poco a poco, los elementos que conforman lo trágico de esta historia.

Ambientada en 1947 en contexto de posguerra, nos muestra una realidad en la cual, por más bienestar que se haya conseguido, nadie podrá eludir las bajezas cometidas durante la guerra. Esta lo ha modificado todo, impregnando la vida de los personajes, trastornando sus mentes y sus relaciones. El destino de cada uno de ellos se ha visto inevitablemente modificado y no hay redención posible que permita expiar las culpas.

En esta obra de casi dos horas, el público podrá asistir a una puesta en escena de un clásico en el cual toda la intensidad dramática estará puesta justamente en los vínculos.  Sin dudas, se destaca la actuación del joven Esteban Meloni y de los tan renombrados Ana María Picchio y Lito Cruz.

Con funciones agotadas, fue acogida por la ciudad de la mejor manera y con el típico aplauso en cada primera aparición de los actores, algo totalmente inusual en otros ámbitos teatrales. Sin embargo, merece una reflexión el número masivo de espectadores que asistió a sus tres funciones. Porque se trata de una obra clásica, con actuaciones buenas, pero muchos marplatenses ignoran que en nuestra ciudad contamos con obras y actores tan talentosos o inclusive mejores que los de dicha obra. La diferencia es que no son populares, aunque varios sean muy reconocidos en el ámbito teatral nacional, y no tienen tanta convocatoria. Realmente invito al público a ver también teatro marplatense pues; si nunca lo han hecho, podrán llevarse una grata sorpresa.

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