: Federico Mertens. Intérpretes: Emanuel Biaggini, Lucrecia Bianco, Julio López, Marisol Otero, Marikena Riera, Jorge Rivera López, Graciela Stéfani, Paula Villanustre, Fito Yanelli, China Zorrilla. Dirección: Santiago Doria. Sala: Teatro del Globo (M. T. de Alvear 1155; Capital Federal)
Muy buena
La vida de los otros
Por Javier Luzi
Sea cual sea la obra elegida para representar en los escenarios, a esta altura de los tiempos, si la protagonista es China Zorrilla con ese motivo alcanza y sobra para acercarse al teatro. A partir de abril y con funciones los martes a las 20:00 en el porteño Teatro del Globo se representó Las d’enfrente. Hoy de gira nacional y presentándose este fin de semana en Mar del Plata.
Federico Mertens es el autor de esta comedia costumbrista, estrenada en 1909, con resabios de aquellos sainetes de comienzos del teatro nacional, con mezclas de nacionalidades y el todavía posible ascenso social -y que hoy no puede dejar de leerse en cruce con los aires del grotesco familiar de Esperando la carroza (recordado éxito en la carrera de la protagonista)-, y que desenvuelve ese clisé que nos muestra, como humanos en general, y particularmente como rasgo de cierta argentinidad, siempre pendientes de la vida de los otros, viendo la paja en el ojo ajeno y jamás la viga en el propio.
Una madre y sus hijas se ven obsesionadas por la vida de la familia vecina. Lo que éstos hacen y lo que no, son el espejo para tomar las decisiones que motorizan (casi siempre para mal) el suceder de estos personajes, ambiciosos, vanos, disconformes con lo que viven y tienen y enredar a su entorno y a ellas mismas en mil peripecias desafortunadas, pero divertidas para el público.
La dirección de Santiago Doria -en esta modalidad del teatro semi-montado- consigue extraer del elenco en general interesantes actuaciones, destacándose especialmente las intervenciones de Fito Yanelli y Marisol Otero.
¿Qué decir de China Zorrilla? No es novedad resaltar la fuerza y la calidad de una intérprete que con pequeños gestos y cambios de entonación en la voz da vida a personajes reconocibles y verosímiles, sin tener que levantarse de su silla. Cómo no asombrarme de que apenas una luz de velador en la mesa -por lo menos en la función y la puesta que vio este cronista- sea suficiente para que, sin lentes, la China lea el libreto, nos dicte cátedra de actuación y nos permita una sonrisa de oreja a oreja.