El mexicano Marcelino Islas Hernández presentó en el marco del 67º Festival Internacional de Cine de Venecia su ópera prima Martha, un tierno filme con el que el joven cineasta ha querido rendir homenaje a su madre y que opta a dos premios en el certamen italiano.
La cinta, que se proyectó para la prensa con una buena acogida, llega a la Ciudad de los Canales como única producción latinoamericana dentro de la Semana Internacional de la Crítica de la Mostra, sección paralela que concede su propio premio.
Pero éste no es el único galardón al que Islas opta en Venecia, pues el hecho de acudir al certamen con su obra de debut le convierte en candidato al llamado León del Futuro, el Premio Luigi de Laurentiis.
«Ya estar aquí para nosotros es un premio. Yo hice la película para hacer un homenaje a mi mamá, y eso ya cumplió, porque mi mamá cuando la vio se emocionó. Lo demás es extra. No sé cómo se maneja, pero yo estoy dejándome llevar por los ‘vaporettos’, a ver dónde nos llevan», comentó Islas, que ya presentó el filme en el festival de Guadalajara.
Martha, de 76 minutos de duración, rompe con la tónica, muy extendida, de películas sobre México centradas en la violencia, para apostar por un costumbrismo de sentimientos, como el de la empatía que el espectador puede sentir hacia su protagonista, una veterana archivera de una aseguradora que es despedida tras varias décadas en la empresa para ser sustituida por un ordenador.
En el trasfondo de la historia del personaje protagonista, interpretado por Magda Vizcaíno, circula la cuestión de la dureza del proceso del envejecimiento en una sociedad como la actual, que hace que las personas también se queden «obsoletas», así como el tema del suicidio, tratado con una naturalidad que en ocasiones termina siendo cómica.
«No es mi tema principal el de las mujeres mayores, pero sí creo que muchas veces vivimos sin darnos cuenta del papel que tenemos en la realidad. Más bien el tema que quiere tratar la película es el de los golpes del destino. Ese momento en que te das cuenta de muchas cosas y tienes que tomar decisiones», explicó el mexicano.
«Quizá el asunto del suicidio lo debería haber tenido más en cuenta. Fue como que se me ocurrió y ya está. Pero, después, en Guadalajara se me acercaron señoras que me dijeron que les sirvió mucho, porque se les habían pasado cosas por la cabeza. Cuando me lo dijeron, fui consciente», agrega.
Islas cree que la comicidad es algo que siempre está en la vida, de hecho, su presencia en Venecia con una película de tesis, según él, supone algo cómico, y apuesta por un cine mexicano que surja del corazón y se aleje del tema de la violencia.
«No veo mal que toquen la violencia en películas. Para mí, en lo personal, no es un tema que trataría, porque me gustaría hacer películas que vengan de acá, que tenga yo una razón para rodarlas», afirma.
Después del proceso «agotador» que le ha supuesto llevar a cabo su primera película, Islas sólo quiere ahora «encontrar las fuerzas» para poder acometer un segundo proyecto cinematográfico.
(Fuente: EFE)