La historia de un asesino a sueldo que se ha movido entre México y Estados Unidos es protagonista también del 67º Festival Internacional de Cine de Venecia, en el que se ha presentado el documental El sicario Room 164, dirigido por el italiano Gianfranco Rosi y filmado íntegramente en español.
Este documental retoma al testigo del artículo “The Sicario”, que el escritor estadounidense Charles Bowden publicó en 2009 en Harper’s Magazine, según explicó hoy Rosi en Venecia, en cuyo festival se ha presentado la cinta dentro de la sección Horizontes.
Ese artículo de Bowden tiene el mismo protagonista que el documental del italiano: un asesino a sueldo de habla hispana ya retirado gracias al descubrimiento de la fe en Dios y que expía sus pecados a través de su testimonio.
«Me impacta la sinceridad de este personaje y la necesidad de contar su historia al mundo. Quizá uno puede huir de esta cosa del sicario, pero la historia le queda dentro y siente como ganas de sacarlo fuera», comentó Rosi.
Con el rostro cubierto por una tela oscura y con el único acompañamiento de un cuaderno en el que va ilustrando el testimonio que ofrece, el sicario de identidad desconocida, que ha matado por encargo durante unos veinte años, se encierra en una habitación de un motel en algún lugar cercano a la frontera entre Estados Unidos y México para contar su historia.
Las seis horas de filmación del testimonio, condensadas en 80 minutos, muestran la crueldad y la forma de actuar de los sicarios en este lugar del planeta, en el que la reciente escalada de violencia ha hecho que se enciendan todas las alarmas de la comunidad internacional.
Una apuesta arriesgada la del italiano, pues en ocasiones el relato puro y duro del protagonista durante tantos minutos llega a resultar incómodo, en cuanto a que hay muy pocas imágenes de pausa que abstraigan al espectador de ese relato tan sorprendentemente frío. Esa frialdad se desprende de la forma en la que el protagonista, quien asegura que «no hay fronteras para el narcotráfico», cuenta el modo de actuar de un «sicario profesional».
Por otro lado, Alex de la Iglesia ha llegado a Venecia con la que muchos califican ya como su película más arriesgada y frenética, Balada triste de trompeta. Curiosamente, la prensa española ha aplaudido al director bilbaíno, pero la prensa internacional ha quedado mucho más desconcertada.
Las primeras críticas nacionales reconocen que las referencias a la cultura española son tantas, y tan relevantes, que muchos de sus aspectos pueden resultar confusos para el público extranjero, que perderá el significado de muchos de los juegos y guiños.
En cualquier caso, lo que está claro es que Balada triste de trompeta no ha recibido todavía ninguna reseña abiertamente negativa, y de hecho todos destacan la grandísima labor en la dirección de De la Iglesia. Habrá que ver si se hace un hueco en el palmarés.
(Fuentes: EFE, El Mundo, El País)