Por Cristian Ariel ManginiDedicado a todos aquellos que se han referido a mi de una manera tan particular
Ustedes, los críticos, son seres extraños. No encajan en una cena familiar, con ustedes apenas se puede hablar de cine, música o literatura. Siempre tan distantes, analizándolo todo, dándoselas de noseque para demostrar que saben más. Pero no saben nada, no, no saben nada. Mientras se meten con cosas filosóficas, los de la televisión nos hablan a nosotros, a los que sentimos las películas. Porque es una cuestión de sentimientos, ustedes no entienden las películas para chicos ni como ellos se divierten. Se olvidaron de ser chicos. Ustedes pueden creer que lo que miran son estupideces, pero si mi nene la está pasando bárbaro es porque ustedes no entienden nada. Tampoco tienen chicos, y si los tienen, seguramente son tan raros como ustedes. Son snobs. No me digas que no son snobs. Miran esas películas lentas y horribles y me dicen que son obras maestras para provocar. No las entiendo, no pasa nada.
Ustedes no comprenden las películas de chicas, de amigas, pelis para pasar el rato y hablar de cosas que, si no son mujeres, no las entienden. Pueden decir que son un entretenimiento mediocre y manipulador, pero si nos divertimos y mientras cenábamos recordábamos el vestuario o las cirugías de las actrices, valió la pena.
Ustedes no tienen adrenalina en la sangre, a ustedes no les gustaron esos autos impresionantes en cámara lenta y la mina copada con ese culo y esas tetas. No les gusta cuando todos disparan y el malo muere, y la tierra tiembla y los efectos especiales iluminan la pantalla. No, ustedes no disfrutan la velocidad como yo, ni se copan con la acción como para pasarla bien un rato. Siempre buscándole la quinta pata al gato.
Ustedes no quieren un cine avejentado, no quieren un cine “clásico”, no quieren ser cool, no quieren ser pochocleros, no saben lo que quieren o no les gusta nada. Pero citan alguna porquería asiática en boga para quedar bien, para hacerme sentir mal, para demostrar esa superioridad intelectual que se jactan de tener ¿Qué superioridad?, ¿Pueden explicarme?, ¿Dónde están sus títulos?, ¿”Críticos de cine” se denominan?, ¿Quién les da el título? Ya ven que ni siquiera son intelectuales graduados. Algunos de ustedes ni siquiera tocaron una cámara. No saben el sacrificio y el laburo que hay detrás de una película. Cualquiera escribe 20 líneas destruyendo el trabajo del otro ¿Pero ustedes que hacen?, ¿Dicen que escriben, que comunican?, ¿A quién le importa lo que ustedes escriban?, ¿Por qué no van a cargar bolsas al puerto y ven lo que es un laburo?
Siempre pululando por festivales, comiendo gratis como parásitos y sonriendo altaneros con credenciales que muestran al público. Si, OK, ya sé que están acreditados, y sé que lo están porque supuestamente son importantes. Pero en verdad es un ejercicio de onanismo intelectual que practican ante sus colegas, en círculos selectos, mientras se encierran quien sabe cuántas horas en sus casas para ver una película tras otra como ratas de depósito.
Pero pueden ver lo que sea, pueden hablarme de la fotografía, del montaje, y queseyo que más, pero yo tengo mis lágrimas, mi emoción, y la pase bien con mis amigos. Eso es lo que cuenta. No, ustedes, los críticos, no entendieron la película. Pero conozco a alguien que sí. Está tomando Coca-Cola light justo al lado mío y cree que esta película que le arranca las lágrimas es lo mejor que vio en su vida. Creo que se llama Crepúsculo de amor. Ella si entendió la película.