Cage asesinando su carrera
Por Rodrigo Seijas
2 puntos
Es difícil decir algo original de Peligro en Bangkok, una película que hace desconfiar de los proyectos personales de Nicolas Cage, quien no sólo ha protagonizado y producido este filme irrelevante, sino también Hombre de familia, El culto siniestro, El vidente y otros adefesios por venir (ya sé, lo último suena medio prejuicioso, pero tengo mis razones ¿verdad?).
Los hermanos Pang, quienes saltaron a la fama en Occidente con el filme de terror El ojo, ya habían dirigido la versión original de este filme, que no era gran cosa. Pero parece que tenían cosas nuevas para decir, ¿no? Bueno, no, no tenían nada nuevo para decir, maldita sea.
El filme en sí no cuenta nada original. Un asesino tan profesional como solitario debe realizar una serie de trabajos en Bangkok. Contrata como ayuda a un joven criminal de poca monta de la ciudad, para que le haga algunos mandados, al que empieza a ver como un potencial heredero y al que comienza a entrenar. El problema posta surge cuando se enamora de una chica muda a la que conoce en una farmacia. Todo esto lo lleva a tener una crisis de conciencia, lo que deriva en un enfrentamiento con la mafia que lo había contratado.
Los Pang podían haber seguido el ejemplo de Luc Besson, quien en El perfecto asesino mezcló el romanticismo y el lirismo con el disparate y el desborde más absolutos. O haber tenido en cuenta la reflexión filosófica y disciplinar que caracterizó a Ghost dog: el camino del samurai, de Jim Jarmusch. O incluso podían encarar todo el asunto desde la comedia romántica, como en Tiro al blanco. Habían varios filmes más a los que tener en cuenta como punto de partida, en lo que se refiere al profesionalismo, el vínculo maestro-alumno, el criminal que encuentra el amor cuando menos lo espera, las lealtades o los códigos morales de un asesino dentro de una sociedad: Los sospechosos de siempre, Colateral, Sin lugar para los débiles, El samurai, Full time killer, The matador… Pero terminan mucho más cerca de la mediocre Hitman, aburriendo hasta el hartazgo al espectador.
Bangkok dangerous ni siquiera tiene algún chiste malo, como Mi vecino el asesino 2, ya que carece por completo de humor. En vez de eso, sólo tiene para ofrecer una visión sobre las conexiones entre la política y el crimen, o sobre quiénes son los buenos y quiénes son los malos (ya escribir esto suena a viejo y gastado) que parece concebida para niños con problemas mentales. Aunque tendría un pequeño contratiempo: estoy seguro de que los pobres niños se quejarían por ser subestimados.
Y encima, tenemos a un Nicolas Cage en una actuación absurda, con un peinado con el que pretende parecer más joven, pero termina pareciendo un idiota, a cargo de diálogos imposibles y extrañando horrores a un director de acción con energía e ideas, como John Woo. Quizás con otra remake, esta vez de Un maldito policía, dirigido por Werner Herzog, levante puntería.
Ah, los dos puntos van por las dos chicas asiáticas, que son muy lindas, y por lejos, lo mejor del filme.